Yo quería verla, Necesitaba verla y cuando la vi…
Cuando empezó a desaparecer gente nadie sabía lo que sucedía, pero yo tenía la idea muy dentro en mi mente de que la piedra tenía algo que ver, pues era la única cosa que no estaba antes.
¿O sí lo estaba?
Todo comenzó el mes pasado, o después, ya no importa. El hecho es que un día de pronto empezó a llover y no paró hasta seis días más tarde. Los ciudadanos se alegraron al principio, un poco de agua del cielo en tiempos de calor a todos les viene bien, pero cuando empezaron a sufrir pérdidas a causa del repentino aguacero, el caos y la desesperación se esparcieron apresuradamente entre ellos y por toda la ciudad que lentamente se inundaba.
A los cuatro o cinco días lloviendo la gente denotaba pánico en sus caras, casi nadie se atrevía a salir de casa, a veces sólo limitándose a mirar por la ventana con la esperanza que terminara de llover. Las calles se inundaban y la policía, bomberos y militares, no podían hacer mucho por la ciudad que lentamente se quedaba bajo el agua.
El sexto día el cielo brillaba de color rojo, como si estuviera furioso. Todos teníamos miedo pero cuando parecía que nunca iba a dejar de llover, un estruendo muy potente sacudió media ciudad, un rayo proveniente de más allá de todo partió el cielo con su estela brillante y quebradiza de color azul. Inmediatamente después un estallido de tierra y piedras emergió de un cerro no muy lejos de donde estaba mi casa. Estoy seguro que el estruendo pudo oírse por toda la ciudad, pedazos de roca y escombros saltaron por todos lados. Muchas de las casas a las faldas del cerro quedaron sepultadas en segundos por un deslave que sucedió enseguida. El rayo impactó a mitad del cerro y creó un enorme cráter.
Luego de eso la lluvia se detuvo de golpe como si hubiera sido apagada por un interruptor.
Mucha gente murió y mucha más perdió lo que tenía.
Las autoridades hicieron lo que pudieron por días para ayudar pero toda la ciudad estaba hundida en un caos y a pesar de todos los esfuerzos, no fue suficiente.
Entonces se dieron cuenta.
Ahí estaba la piedra.
En el cerro, a raíz del impacto del rayo un enorme monolito de piedra negra había quedado descubierto en el centro del cráter. Un pedazo de piedra cuadrada oscura como el carbón y misteriosa como las sombras. Al parecer era de procedencia desconocida según dijeron después en la televisión entre teorías y especulaciones de todo tipo pero, nadie sabía nada realmente, eso lo supe con certeza de inmediato.
Fue entonces cuando todo se puso raro.
Toda la gente empezó a hablar de la piedra, incluso los medios, los periódicos y la televisión, dejaron de tratar temas sociales diferentes al monolito. Parecía que todos se habían olvidado de las inundaciones y las pérdidas a raíz del deslave del cerro, incluso las personas afectadas parecían ya no pensar en ello. En toda la ciudad no se hablaba de otra cosa que no fuera la piedra.
Uno de esos días apareció en televisión una entrevista que hicieron a una mujer afectada por el deslave a las faldas del cerro, su casa estaba en condiciones deplorables pero ella se veía muy tranquila. Lo extraño fue que las preguntas que le hicieron y lo que ella contestaba, tenía que ver solamente con la piedra.
Los noticieros a cualquier hora eran más de lo mismo, los presentadores se pasaban horas enteras hablando sobre teorías de cuan antigua podía ser. Incluso llegué a escuchar que se había planteado la posibilidad de dinamitar cerros cercanos para buscar piedras similares.
En una ocasión un reportero dijo que había notado algo importante, y era que había gente desapareciendo a raíz del hallazgo y nadie había prestado atención, estuvo de invitado en un programa especial donde le dieron quince minutos para que detallara su teoría y sus investigaciones.
Según explicó él frente a las cámaras, los rescatistas y trabajadores que llegaron primero al impacto del rayo, habían desaparecido unos días después sin dejar rastro. Luego les siguieron sus familias. Y así pasó también con policías y algunos militares involucrados en los rescates. El reportero dijo también que mientras investigaba, descubrió que no sólo habían desaparecido personas que vivían cerca del impacto, sino que, al paso de unos días, gente de cada vez más lejos del punto donde cayó el rayo iba desapareciendo sin dejar rastro alguno, y para cuando dio por finalizada su investigación los desaparecidos se contabilizaban por docenas. Luego alguien lo interrumpió preguntándole si ya había visto la piedra de cerca, a lo que el reportero negó casi de inmediato. Todos rieron enseguida y empezaron a lanzar teorías e ideas acerca de la procedencia de la piedra, si sería de origen extraterrestre o si había sido escondida por alguien y el cerro no era otra cosa que algo artificial creado por alguna fuerza superior o extraña. El reportero se unió a la charla de inmediato lanzando ideas también.
Después todos siguieron hablando del tema de la piedra, dando por finalizada la idea de las investigaciones de aquel reportero.
Y yo, bueno, después escuchar y ver todo eso, sólo sentía unas ganas horribles de ir en persona y ver aquel monolito negro de cerca.
El día en que finalmente lo hice, no dejaba de pensar en cómo sería verle, ¿Qué sentiría al estar frente a ella? Me carcomían las emociones y un hueco en el estómago me incitaba a saber más.
Al llegar, no había nadie cerca, contrario a lo que pude imaginar. Solo se veía el enorme cráter donde había caído el rayo, y en el centro de él estaba la gran mancha oscura que era la piedra. A juzgar entonces su tamaño, supuse que mediría cuatro metros de alto por dos de ancho aproximadamente. Era enorme pero también me aferré a la idea de que seguramente habría algo más debajo. Creo que nunca lo sabré ahora.
Al irme acercando poco a poco pude ver cómo iba apareciendo gente, decenas de personas se iban materializando como si siempre hubieran estado ahí de pie. Me rodearon lentamente mientras más me acercaba al monolito. Ellos no movían un solo músculo pero me iban dejando cada vez más rodeado y cerca de la piedra, como si fueran parte de ella. Lo cierto es que nada de eso me pareció extraño, sólo fue como si cuerpos intangibles e invisibles a la distancia me fueran devorando poco a poco hasta llevarme al frente de la piedra. No me importó, yo solo deseaba verla de cerca y tocarla.
Toda esa gente estaba mirando también, había hombres vestidos de policía, bomberos, militares, algunos niños y ancianos, varias mujeres embarazadas también e incluso animales ahí frente a la piedra. Impasibles simplemente manteniéndose al rededor observando.
No reconocí a nadie enseguida pero al mirar con mucha más atención a aquella gente, pude distinguir a aquel periodista del noticiero entre la multitud, no llevaba cámara ni equipo, y también se mantenía mirando fijamente la piedra, como todos.
Y entonces todos me engulleron tanto que estuve a escasos centímetros de la piedra, y pude verla, y pude tocarla, y luego alguien, o algunos, o quizá todos dijeron al unísono.
Es hermosa, ¿verdad?
Mira cuan bella es la oscuridad del infinito.
Disfrútala, obsérvala, quédate aquí.
Y entonces mis ojos se perdieron en la negrura de aquel objeto, mi mente viajó al espacio profundo y sentí como si volara a la distancia, entre planetas lejanos, entre las estrellas, entre las galaxias y el universo. Podía verlo todo y dejé entonces de sentir también.
Y no pensé en nada más.
Y no hice nada más.
Y la miré, y me quedé con ella, en el vasto espacio, en la vasta soledad.
Y dije al unísono con todos los que estaban junto a mí disfrutando de aquel espectáculo indescriptible.
Es hermosa, ¿Verdad?
Miremos cuan bella es la oscuridad del infinito
Disfrutémosla, observémosla, quedémonos aquí
J. Wolf
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La Piedra
Science FictionUna lluvia misteriosa trae consigo una sorpresa desconocida ...