Se proclaman nuevas leyes, para aceptar a los híbridos en la sociedad, después de todo, estamos en el mismo mundo. Pero aún permanecen áreas prohibidas donde se permite la caza y esclavización de los híbridos, y se niegan rotundamente a quitarlas, ¿...
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- JongWoo, mira.... - MoonJo se escabullia entre la hierba del bosque - Un jabalí. - Sus ojos estaban atentos ante el animal.
- Genial. - Susurró JongWoo tras de él.
- Vamos a rodearlo, no quiero molestar....
- Tú mandas.
Al rodearlo llegaron a unos carteles.
- Oh, llegamos - MoonJo juntó sus manos -. ¿Hay alguien aquí? - Preguntó hacia los árboles.
JongWoo miró los carteles que prohibían a los humanos, suspiró. MoonJo no recibió respuestas, era silencio, sólo las hojas moviéndose ante la brisa, y de pronto, un disparo.
Los pelos de MoonJo se erizaron, JongWoo se agachó.
- ¡No se traen humanos a este lugar! - Se oyó la voz de alguien que parecía mayor.
- ¡Él no es malo! - MoonJo se acercó.
- ¡Si estás de su lado, no podemos confiar en ti!
MoonJo se detuvo al sentir el sonido de otro disparo, se tapó los oídos y se agachó.
- ¡Espera, cariño! - Se escuchó otra voz, una voz de mujer.
Las orejas de MoonJo se movieron despacio, JongWoo se escabullo con cautela hacia él.
- ¿Qué pasa ahora? Estoy ocupado, tenemos intrusos.... ¡Ouch!
- ¿Qué intrusos? - Se oía molesta, y al parecer estaba dando golpecitos al híbrido macho - ¿No sientes ese olor?
- ¿Qué olor?
- Es el olor de YangMi-ah.
- ¿Qué? - Se oyó como el arma caía al suelo.
MoonJo asomó su cabeza y JongWoo se asomó tras de ellos.
- ¡Mira, mira! - Lograron ver a la mujer apuntarlos - ¡Vengan! ¡No les haremos daño!
- Pero, cariño, uno de ellos es un humano.
- Ya, cállate... ¡Vengan, por favor!
MoonJo se levantó primero, y tomó la mano de JongWoo haciéndolo tras de él para protegerlo, se acercó a paso lento.
Eran dos híbridos, parecían ser ancianos, tenían el cabello canoso, eran híbridos de gato, de ojos claros medio verdosos o de color miel.
- Oh, Dios... - La señora se acercó a MoonJo - Cariño, mira.... - Llevó sus manos a la cara de MoonJo con suavidad y amor.
El hombre se acercó a él.
- No puede ser.... oye..... tú..... - Apuntó a MoonJo con desconcierto.
