· Examinación · y · planes ·

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—¿Por qué disfrutas tanto hacer que mis planes fracasen, Arne? —pregunté.

—No es que lo disfrute. Simplemente hago lo correcto —respondió Arne, con franqueza, mientras estaba sentado en la mesa frente a mí.

—¡¿Te parece correcto arruinar los sueños de alguien?! —le pregunté, molesto.

—No voy a permitir que alguien los sueños de alguien se hagan realidad cuando estos dañen a las demás personas —dijo, con la misma mirada fría de siempre.

Yo siempre me preguntaba lo mismo: ¿Por qué lo hace? ¿De verdad lo hace para hacer el bien? ¿Se cree un justiciero? ¿Lo hace para joder?

—Oye, Arne. Tú sabes que yo nunca te he puesto un dedo encima porque ni me interesas y tampoco es que pueda hacer demasiado. Pero si no me dejas en paz... te hundiré la vida... —amenacé, yo iba en serio.

—No soy tonto. Tus manipulaciones no funcionarán conmigo —me respondió, con mucha tranquilidad.

—Yo no tengo intenciones de hacerte daño y tú tampoco a mí. Por eso propongo que hagamos un trato y no volvamos conversar en nuestra vida.

Tenía que deshacerme de él. Es un gran estorbo que me venía persiguiendo desde antes de siquiera comenzar a planear.

—Una vez sabido que eres un manipulador, es muy fácil evitar tus manipulaciones. Y cuando no se sabe que lo eres, es muy difícil. Supondré que ya lo sabes.

—¡Mierda! Supongo que no podré deshacerme de ese imbécil... —pensé.

Arne se levantó de la mesa, se dio la vuelta y se fue sin decir ni una sola palabra. Pero detuvo el paso y dijo:

—Oh, se me olvidaba. Si quieres que te ayude en algo, dímelo —dijo, mirando hacia enfrente.

—¿Estás siendo sarcástico...? ¿Me acababas de amenazar y ahora me dices que me ayudarás en lo que sea? —le pregunté, confundido y algo molesto

Arne no me respondió y se fue moviendo la mano de un lado para otro para decir adiós. Sin duda es un tipo raro... y misterioso... Me intriga... Después de eso no pasó nada interesante, seguí examinando a las personas que veía el resto del descanso, y del resto de las clases también nada interesante.

Llegó la hora de salir de las clases. Vaya día tan agotador. Caminaba por los pasillos de la escuela, ya se había ido aproximadamente la mitad de la escuela a sus casas, pero en esos pasillos, habían unos tres bullies que estaban molestando a cierto niño... Pero era el primer día de clases, así que no intervine y simplemente pasé a lado de ellos sin hacer nada. Aunque ciertamente me molestaba que hicieran eso...

Salí de la escuela y mi dirigí hacia mi casa, o mejor dicho, mi departamento. Ya que ya vivía solo a pesar de tener 15 años, solo que mis papás me mantenían aún. Vivir solo tiene sus ventajas, ¿sabes?

En el camino hacia mi departamento, iba caminando en la calle y me encontré a un perro de la calle que estaba solo. Pero en cuanto me vio, vino corriendo directamente a mí con una mirada hostil, me quería morder. Parecía que no me tenía miedo, así que me quedé parado en el mismo lugar sin moverme, esperando a que el perro viniera hacia mí, y cuando estaba a punto de morderme, le di una patada en el hocico.

Naturalmente, el perro hizo un chillido y se alejó de mí jadeando. Yo en ningún momento me asusté, sabía que si corría de él, igual me mordería, debía mostrarle a ese perro estúpido quien manda. El perro se fue hacia una esquina de la calle y se recostó en la banqueta o acera.

Fui hacia él sin que notara mi presencia. Me puse atrás de el y me quité la mochila para sacar algo de ahí. El perro se dio cuenta que estaba a lado de el y se alejó de mí caminando, parecía no tener energías. De mi mochila saqué una bolsa con comida para perro y coloqué un poco de su contenido en el piso y me fui de ahí.

Manipulation GuideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora