𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗜𝗖𝗔𝗧𝗘𝗗 , sadie sink🖇

00.

Las gotas de lluvia se entrometían en sus pensamientos y quebraban la conexión de la joven con el exterior, el estruendo comenzaba a desgastar la capa que separaba el sueño de la realidad cruda y sus sentidos comenzaban a caer firmemente hasta quebrarse en trocitos.

Con su ánimo al marchitarse y su desgana floreciendo, fue incapaz de prevenir los toques detrás del cristal resonando por todo el local y sumergiéndose dentro de su cabeza que apenas podia oír la escasa melodía del vinilo rotando. La joven abrió sus ojos exaltada y deshizo el cruce de sus brazos lentamente, hacía cuanto había sucumbido ante la serenidad de ver las gotas de lluvia escurriéndose en la puerta de cristal de su local. Se cuestionó de inmediato.

—Disculpa.

Una femenina y apacible voz irrumpió sus reflexiones, ______ Matthews le dio una ojeada a su mostrador y elevó su atención hasta que sus ojos hallaron a una joven empapada en las traiciones del clima detrás de las oscuras noches, su cabello escurría la llovizna sin detenerse que seguía envolviéndole, si le preguntan a Matthews se le veía más como una silueta que como una chica.

—Está abierto —dijo la joven descendiendo sus pies del mostrador.

La luz cayó sobre el rostro de la chica que goteaba sobre el piso del local, un breve relente nocturno le envolvió el cuerpo a Mathews y en lugar de sentirse incómoda tras las capas de ráfagas y la frialdad en el ambiente, sonrió de lado hacia la joven de ojos azules.
Finalmente la chica de cabellos rojos le vio el rostro, deducía sus aires de autoridad de siquiera verla, sus cabellos cortos y oscuros caían por su mentón, se le veía alta y delgada, más las prendas holgadas que le rodeaban.

Para su mente que seguía captando, no había caído en cuenta que la joven caminaba presurosa dando pasos anchos y ligeros hacia ella, como un socorro para no morir en manos de la frialdad que le estaba ahorcando. Su aliento después de haberse cortado por el par de minutos que la pasó vulnerable en el exterior, pudo recuperar sus suspiros al aire cuando la joven de cabellos negros la envolvió con su chaqueta marrón y le sobó el hombro guiándole hacia el interior.

—Gracias —titubeó la pelirroja procurando darse calor a si misma —, soy Sadie Sink.

—Soy _______ —dijo, cerró la puerta de cristal, acabando finalmente con la conexión de sus almas con el terrible frío de las calles, más las inagotables gotas que caían sobre todo el asfalto y los hogares, y hacían un ruidoso estruendo.

—Un gusto —se rió con timidez apretando la prenda contra sí.

—Lo mismo digo, Sink —apretó sus labios sonriéndole con gracia.

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