PARTE ÚNICA

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Los pasos apresurados invadieron todas las instalaciones del departamento junto a los gritos del causante. Wei Wuxian por supuesto, sin darle importancia a su apariencia, se acercaba a la entrada de su hogar, su cabello húmedo por el reciente baño y su cuerpo siendo cubierto por unos pantalones chándal y una camiseta sin mangas. Con una sonrisa abrió la puerta, emocionado de saber de quién se trataba.
Sin esperar lo abrazó con fuerza a pesar de los pequeños centímetros de diferencia.

Lan Zhan, bienvenido — Canturreo.

El menor se colocó a un lado para dejar que su invitado entrara. Cerró la puerta y corrió a la cocina para servir la limonada con cubos de hielo. La voz profunda de su compañero lo hizo sobresaltarse con una sonrisa. A pesar del tiempo que llevaban conociéndose, algo continuaba causándole esos sobresaltos.

Wei Ying, para ti.— Levantó la caja blanca con el lazo rojo adornando el embalaje.

¡Lan Zhan! ¡No puedo creer! ¿Es lo que pienso que es?. — Su voz sonaba atropellada por la sensación de felicidad.— ¡Me encanta! ¡Muchas gracias!.

La sorpresa era evidente en el menor, se trataba nada más ni nada menos que el postre que tanto deseaba desde el día anterior. En su ciudad una nueva cafetería había hecho su apertura y parecía tener demasiadas personas interesadas en esta debido a sus curiosas y llamativas combinaciones.

Mn.

Aiya, supuse que tendría que esperar una vida para comer ahí por la cantidad de gente. ¡Lan Er gege! Mi Lan Zhan es el mejor.

Se acercó depositando un beso en su mejilla y lo abrazó colocando sus manos en su cuello para poder mantenerse a la altura del adverso. Wei Wuxian y Lan WangJi llevaban una amistad de más de seis años y muchos dirían que Lan WangJi no soportaría muestras de afecto pegajoso, algo que era verdad, no lo aceptaba de nadie que no sea de Wei Wuxian. El Lan era enemigo del contacto físico, por lo que muchos mantenían distancia de él como si una pared estuviera separando, pared que claramente Wei Wuxian saltó desde el primer día. La mano del mayor rodeo la cintura ajena dejando que su mejor amigo abra y disfrute del postre.

Wei Wuxian siempre estaba abierto a darle todo tipo de cariñosos gestos como abrazos, apretar las mejillas de Lan WangJi o tomarse de las manos. El beso era algo nuevo, inesperado y que causaba una novedosa sensación en su corazón. Las orejas del Lan tomaron un tono durazno ruborizándose por la desvergonzada acción de su mejor amigo y la carcajada ajena no se hizo esperar. Como habitualmente hacía, sujetó la fina cintura con firmeza para que Wei Wuxian no cayera de espaldas mientras reía por la expresión de Lan WangJi. Amaba con todo su ser provocarlo y conocer nuevas facetas del de orbes ambarinos.

Conozco a la propietaria.

Oh... ¿Quién es? ¿La conozco? —Una molestia se instaló en su organismo sintiéndose incómodo, pero lo dejo pasar.

Lan Zhan era un joven atractivo, con unas calificaciones de excelencia gracias a su dedicación y el vasto conocimiento que poseía. Su personalidad también era de gran ayuda, aun siendo distante y de pocas palabras parecía ser que era el tipo de hombres que a los estudiantes les parecía interesante porque diariamente su casillero y escritorio se llenaba de detalles, desde cartas hasta obsequios más elaborados como galletas o bombones. Wei Wuxian no negaría que disfrutaba ver como los demás halagaban y reconocían las cualidades de su mejor amigo. También él sabía el resultado de cada declaración que le hacían. Siempre negativa.

Solo que esto era nuevo, Lan WangJi no tenía muchas amistades, a decir verdad eran contadas las personas que se consideraban amigos de Lan Wangji y todas ellas presentadas a Wei Wuxian. ¿Cómo es que existía alguien que él no conocía?.

Recompensαs αmorosαs [WαngXiαn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora