Capitulo 12

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Capitulo 12:
No pude dormir en toda la noche pensando en lo mismo, por lo que esta vez me puse a navegar en mi teléfono, decidí responder el mensaje de Hernan y decirle que mañana nos veríamos en la plaza, deje el celular y me dispuse a dormir, pero cada vez que cerraba los ojos volvía eso a mi mente, no supe en qué momento me quedé dormida.

-Anabeth- susurró una voz, pero no le hice caso, seguí durmiendo, en realidad me hacía falta hacerlo, había sido un día tan pensado, que solo quería dormir
-Anabeth, despierta.- siguió insistiendo la voz, en realidad no sabía quién era, no se me venía nada a la mente de quien podría ser, por lo que solté un quejido y me voltie, dándole la espalda a la voz que me hablaba.
-Anabeth- escuche un poco más de urgencia en la voz, pero esta vez si la reconocí, era Michel, abrí los ojos en cuento la volví a escuchar
-¿Qué pasa?- le pregunte en cuanto me incorpore en la cama, estaba sentada y me estaba tallando los ojos, para disminuir un poco lo borroso y acostumbrarme a la poca luz que había en mi cuarto
-¿Puedes voltear porfavor?- Dijo aún más insistente, no me había percatado que sonaba como si estuviera llorando
-Ya dilo Michel, Suéltalo- y al momento que voltie con ella me quede helada, la sangre dejó de correr por mis venas y mi corazón dejó de bombear, era el asesino, tenía a Michel tomada por el cuello con una navaja, mi cuerpo empezó a sudar helado y no sabía que hacer, Michel estaba llorando y estaba aterrada, sus ojos lo demostraban todo

-Tranquila, todo estará bien- fue lo primero que pude decir, pero yo no sabía si eso era verdad, ya sabía lo que era capaz de hacer, así que mejor trataba de controlar las cosas

-¿Segura de eso mi quería Ana?- Dijo encajando un poco más la navaja, ocasionando que un hilo de sangre empezará a salir del cuello de Michel, ella soltó un quejido de dolor al instante y un sollozo salió de sus labios

-Mira que con tu amiga ¿Valeria? Creo que así se llamaba, no fue nada difícil- me quedé en silencio, analizando las palabras, con terror, voltie hacia el lado donde supuestamente estaba dormida Val y un grito desgarrador salió de mis labios, ahí estaba ella, bañada en un charco de sangre, con una cortada tan profunda en su cuello, no podía creerlo, las lágrimas invadieron mis ojos y no pude evitar llorar, escuché otro sollozo por parte de Michel y mi atención volvió a ella

-Porfavor, no le hagas daño- dije en un hilo de voz, no se le veía la cara, pero soltó una risa que me puso los pelos de punta, una risa maniática, una risa que sabía que le iba hacer daño a Michel

-Dime, ¿Porque no debería de hacerle daño?- Dijo en un susurro y subiendo la navaja a su boca, -Si mal no recuerdo, ella sabe que yo asesine a dos chicas ¿No?- Dijo volviendo a colocar la navaja en el cuello de Michel

-Porque la que te he visto soy yo, no ella- me arme de valor y di un paso al frente

-Tienes razón- Dijo y bajo la navaja, la quito de su cuello y sentí un enorme alivió
-Anda, ve con ella- dijo mientras dejaba libre a Michel, el alivio recorrió mi mundo, la calma vino a mi mente y podía ver que en los ojos de ella sintió la misma tranquilidad que yo, iba a dar un paso cuando el asesino la volvió a tomar y sin titubear su movimiento desgarro el cuello de Michel, pude ver como la luz se iba de sus ojos y pude sentir como mi mundo se hacia pedazos, un grito salió de mis labios y las lágrimas inundaron mis ojos, caí con ella, tratando de parar la sangre que emanaba de ella, pero era muy tarde, ya no podía hacer nada, se había ido y Valeria también, el las había matado, el dolor y la tristeza se convirtieron en odio, coraje y rencor, me levante con todos estos sentimientos y me lance en contra del tipo parado frente a mí, lo tomé por sorpresa porque no pudo sostener mi peso y caímos al piso, yo arriba de el, empecé a golpearle la cara, y vi la navaja tirada enseguida del cuerpo inerte de Michel

-¿Qué harás? ¿Matarme? No tienes la fuerza suficiente para hacerlo, las mate porque ellas no me sirven, la que me sirve eres tu- dijo y al mismo tiempo me dio un puñetazo en la cara y me caí por la intensidad del golpe, puse mi mano en la cara para intentar controlar el dolor, pero no pude, el golpe me desestabilizo y me hizo perder el equilibrio, el tomó ventaja y ahora sostenía la navaja, la puso en mi cuello y me quede quieta ante tal movimiento, ante tal miedo de perder la vida

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