052. Luz de luna.

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Se derrite. Esa es la palabra correcta. Hoseok se derrite entre los brazos y labios de Yoongi cada vez que atrapa su cuerpo con el suyo. Sentirse pequeño nunca ha sido una buena sensación hasta que conoció al hombre que ahora mismo lo aprisiona por completo y le besa desde la mandíbula hasta los labios una y otra vez. Es como si el cuerpo le quemase, algo se enciende en su interior y sólo es capaz de querer más, lo quiere todo. Quererlo todo le hace temblar y sentir miedo, pero lo quiere todo, aun así, aunque Yoongi no lo sepa.

La habitación de la cabaña sólo es iluminada por la luna que se cuela a través de las cortinas haciendo brillar la piel blanca de Yoongi ante sus ojos expectantes y necesitados. Es lo que más le gusta: verlo. Ver su sonrisa embobada y su sonrisa coqueta como la que tiene en este momento. Ver su cuerpo delgado y frágil durante el día y enorme y posesivo como lo es ahora. Ver su cabello bien arreglado durante los días en el centro y hecho un desastre por su causa, justo como hoy.

Hoseok echa la cabeza hacia atrás cuando Yoongi recorrer su torso desnudo y luego se pierde entre sus piernas. Adora la sensación de los besos húmedos entre sus muslos y el calor abrazador de su boca por la extensión de su miembro.

—Yoongi —jadea, tomándolo del cabello para quitarlo, pero recibe oposición—. Yoongi..., no aguanto más..., por favor.

Ni la respiración entrecortada y las piernas temblorosas logran que Hoseok no diga una palabra. Ni la anticipación fallida de su orgasmo han logrado quitarle la cordura y el habla como la imagen de Yoongi en este momento: los labios enrojecidos y húmedos, alza la mirada y se aleja, pero no lo ayuda a acabar como en otras ocasiones, presiona la base de su miembro para acercarlo a su rostro, posarlo contra su mejilla y dedicarle una sonrisa.

—Lo quiero —dice Yoongi.

—¿Qué?

—Que no te contengas, lo quiero en mi boca.

Podrán pasar un par de miles de años más para que Hoseok se logre acostumbrar a la forma tan directa que tiene Yoongi de pedir lo que quiere. Sobre todo, en este contexto. Y como sus mejillas se han enrojecido con furia, sólo asiente y observa como retoma su tarea con la misma intensidad que le arrebató, derritiéndolo una vez más, haciendo sus piernas temblar y sus caderas embestir su boca hasta el final. Final que acostumbran a ver juntos, pero que ahora desciende por la garganta de Yoongi. Una sonrisa de dientes pequeños, eso es lo que recibe Hoseok después de verlo tragar y presionar sus muslos con ligereza antes de acercarse hasta su boca. Acepta su lengua sin protestar, no puede mentir, siente curiosidad.

—Yoongi.

—¿Sí? —Yoongi vuelve a recorrer su mandíbula y desciende hasta su cuello, algo que disfruta hacer mientras se masturba. Hoseok nunca ha vuelto a hacerlo por él desde la primera vez, algo dentro de sí mismo siempre se lo impide por más que lo anhele.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora