Los ciudadanos de Amity Park tenían un guardián, un protector. Alguien que los protegía de las invasiones sobrenaturales.
No fue la fuerza policial, y definitivamente no el gobierno.
Su guardián era niño muerto.
Costillas visibles a través del traje destrozado, cadenas y correas de cuero colgaban de sus pies y muñecas, tan delgado como una ramita, su cabello era un largo lío enrredado de blanco sucio, ondeandose en el viento inexistente.
Su mano izquierda colgada inerte a su costado, pesadas lineas verdes se arrastraban desde su palma, ramificanose todo el camino a través de su cuerpo, la piel quemada en su rostro se resquebrajaba y desprendía, y sin un traje manteniéndola en su lugar este caía al suelo marcando camino, se curaba tan rápido como una nueva zona se rompia, podrías escuchar un crujido seco y horrible si te acercabas lo suficiente.
Uno de sus ojos hacia falta, materia negra escurriendo todo el camino hasta su menton, el otro, oculto por el largo flequillo blanco, brillaba de un verde tóxico sin distinción entre iris y la esclerótica.
Su brazo bueno, el derecho, presumía garras, sus dedos se agitaban y sus huesos crujian, sus uñas solo parecieron crecer y afiliarse más, rivalizando con sus colmillos de dentaura negra.
Y los más importante.
Había un gran pozo en su pecho, un vacío atrayente, casto de toda luz, un remolino de terror que recordaba a la muerte.
Los ciudadanos de Amity lo habían visto destrozar a otros fantasmas, lo habían visto usar su único brazo movil para arrancar capa por capa de ectoplasma, buscando algo que le hacía falta.
Lo habían visto tomar con cuidado el núcleo de los fantasmas derrotados, y colocarlos justo en el centro de su propio pecho antes de que este chisporroteara y fuera absorbido por el vacío.
Lo habían escuchado llorar, lágrimas negras en su rostro mientras su garganta chirraba y gruñía lastimero, cubría su pecho con la mano.
Y era en esos momentos cuando la gente lloraba con él. No parecía más que un niño perdido.
Uno que los Fenton habían asesianado.
Un niño que tras salir herido por uno de los inventos de sus padres, fue llevado no a un hospital, si no a una mesa de investigación.
Fue torturado por los que consideraba sus padres. Cortado y cosido hasta el cansancio. Gritando y pidiendo piedad. Pidiendo perdón.
No le concedieron esa misericordia.
Le arrancaron su centro y lo exhibieron como un trofeo, esperando con apatía que se evaporara como los demás antes que él.
Pero no fue así.
Una fuerte luz iluminó el laboratorio.
El verde se volvió rojo.
Los Fenton gritaron.
Su hija da testimonio en la corte:
«baje las escaleras corriendo, preocupada por el ruido, realmente desearía no haber visto lo que ví» el temblor es notable en su voz, pero también lo es el odio «mi hermano, mi hermanito desaparecido estaba atado a la mesa, toda el área en su pecho estaba vacía, y la mirada en su cara...» las lágrimas empiezan a fluir «y luego los ví, mis padres sostenían su corazón en un tarro. Manchados de pies a cabeza de sangre y ectroplasma» una fuerte respiración «ellos asesinaron a mi hermano, y y-yo, yo no puede hacer NADA para detenerlos.»
Los ciudadanos de Amity Park no perdonan.
Jazz Fenton no perdona.
Pero Danny Phantom olvida.
Olvida su pasado y protege el presente mientras busca lo que le fue arrebatado.
Los ciudadanos de Amity no juzgarían sus metodos.
No dirían nada cuando su pequeño héroe gritara en medio de la noche mientras se araña el pecho y sus garras se entierran y cortan su piel.
Tampoco dirán nada cuando lo vean observar a los otros adolescentes en la escuela, tocando apenas la ventana desde el exterior antes de esfumarse.
No pronunciaran ninguna palabra mientras flota en medio de la ciudad observando las estrellas con una mirada anhelante.
Y guardan silencio cuando después de una pelea, y otro intento fallido, se encorve y se aferre a Jazz como si su existencia dependiera de eso.
Él es su pequeño héroe después de todo.
Si una taza de café y algunos licuados extraños pueden poner una sonrisa en su cara, se lo darán.
Si una pequeña charla sobre el día y las estrellas harán que deje de rascarse el pecho, ellos estarán más que felices de escuchar.
Su héroe es un niño.
Un niño roto que hará lo posible para salvar a los demás.
Un niño con tanto poder que destruirá los mundos o se destruirá a si mismo.
Un niño con una muerte trágica y una existencia llena de dolor.
Danny Fenton grita.
Danny Phantom sufre.
El portal es destruido.
Jazz Fenton celebra dos funerales ese año.
Se suicida semanas después.
Amity Park está de luto.
Los Fenton se pudren en la cárcel.
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Su propio tipo de guardián || Danny Phantom
FanfictionLos ciudadanos de Amity Park tenían un guardián, un protector. Alguien que los protegía de las invasiones sobrenaturales. No fue la fuerza policial, y definitivamente no el gobierno. Su guardián era niño muerto.