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Cuando tenía quince años mi padre había posado sus pasos temblorosos sobre el suelo del que había sido mi hogar alrededor de la una de la madrugada. En aquel entonces mi mente estaba repleta de ideas, pensamientos que giraban en torno a malos conceptos sobre mi propio progenitor. No era yo quien estaba juzgando, era él quien otorgaba aquella imágen alejada de una definición correcta de alguien a quien admirar. Entonces se podría tener la idea de que estaba preparado para los sucesos de aquella madrugada. Pero no lo estaba.

⠀Siempre existía algo para lo que cualquier ser humano no estuviera listo. Se trataba de una de las cosas más crueles y básicas que formaban nuestras existencias mismas. El vivir y, de manera inquietante, no tener conocimiento de lo que pasaría ni en los siguientes segundos.

⠀Mi padre no tomaba. No de manera inadecuada, sus sentidos no se adormecían y sus ideas no se hundían distorsionadas en el fondo de una botella de alcohol. Tenía una forma de control que mi mente en aquel entonces no comprendía, no por el alcohol en sí. Se trataba de una manera sin rumbo de controlar ciertos aspectos de su vida y otros dejarlos de lado. Pero fuera de eso, en el alcohol se mantenía al margen.

⠀Entonces no había comprendido por qué aquella vez sus pasos resonaban infrecuentes sobre el pulcro suelo de nuestro hogar, ni por qué su voz soltando mi nombre una y otra vez se hacía notar tan distorsionada. Aquellos dos puntos se mezclaban completamente con la hora en la que habían sucedido. Y no formaban nada bueno.

⠀Jamás le había tenido miedo. Ni a sus constantes reprimendas sobre lo que separaba el ser un buen alfa y uno completamente inservible, ni a sus gritos descontrolados cuando las cosas no salían como las había planeado. Mucho menos a sus amenazas sobre olvidar que había tenido un hijo algún día. Sobre cualquier cosa que tuviera que ver con él, nada tenía el poder de causar alguna sensación cerca del pavor sobre mí.

⠀Ese día el seguro había sido colocado en mi cerradura a peticiones de mi madre. Yo había permanecido adentro hasta la tarde del siguiente día, porque mamá estaba asustada de que mi padre siguiera molesto conmigo, aún cuando él no daba alguna señal de recordar el escándalo que había ocasionado al querer sacarme de mi habitación en plena madrugada.

⠀"¿Y este por qué me mira como idiota?". Había pronunciado sin delicadeza tras yo haberme sentado en el comedor por la tarde, con la mirada fija en él. Mamá había pedido un mínimo respeto para su hijo y yo me había mantenido en silencio.

⠀Mentiría si dijera que no había tenido miedo.

⠀Le había enseñado a Yoongi que el tener miedo no era cuestión de ser cobarde, mucho menos de tener alguna falta de control. El estar asustado era parte de nosotros y en cualquier momento aquel sentimiento podía escapar desde lo más profundo de nuestro corazón. Cómo cualquier sentimiento.

⠀Pero no le había enseñado que estaba aterrado de pronunciar en voz alta todas aquellas cosas que me causaban un verdadero sentimiento de pavor. Las cuales, si me ponía a analizar con cuidado, terminaban hundiendome en un sentimiento profundo de paralización.

⠀Uno en el que Jimin parecía estar justo ahora. Y si alguien me permitía mencionarlo, era el momento más inadecuado

⠀—Si estamos en el auto nada va a pasar — Solté en voz baja, no podía contar con los dedos de mis manos qué intento era este para que el pelinegro sentado en la esquina de uno de los sillones aceptara salir de mi casa.

⠀—Ellos estaban en su auto.

⠀Me mantuve en silencio, no tenía una respuesta que otorgarle ahora mismo. Hasta el momento la escena que habíamos visto en la pantalla no dejaba de repetirse en mi cabeza, como si de un bucle se tratara, si pensaba en salir, el momento exacto se repetía en mi mente. Si pensaba en Yoongi,  lo imaginaba en la misma situación que aquella persona de las noticias. De esa manera terminaba teniendo una insatisfecha sensación de miedo justo en medio de mi pecho. Era consciente de lo que había visto, de que había sido real y de que entonces no podía hacer mucho para prometer seguridad si ni siquiera yo sabía qué hacer para mantenerme a salvo a mi mismo.

Viesins ; KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora