Julia

174 3 1
                                    

Antes de presentarme me gustaría decir que mi historia no empieza ahora, mi historia empezó hace aproximadamente 20 años, muchos de vosotros ya me conoceréis, a vosotros deciros que estoy muy emocionada de volver a encontrarme con todos. Otros no me conocéis, a esos que no me conocéis deciros que mi nombre es Julia, soy pintora y actualmente vivo en Madrid.

Mi historia empezó un verano, el mejor verano de mi vida. Rondaba el año 1981-1982 en un pueblo de Málaga llamado Nerja. Allí pase un verano maravilloso en el que conocí a personas estupendas de las cuales, a día de hoy mantenemos el contacto. Sé que ahora mismo hay muchas maneras de estar en contacto, ya que existen redes sociales, whattsapp, pero yo, a mi edad no me gusta ni conozco todos esos medios. Así que yo con mi humilde teléfono móvil al cual puedo llamar y que me llamen me basta y me sobra. Y así de esta manera hablo y estoy comunicada con el mundo y sobre todo, y lo mas importante, con los de la pandilla.

Cuando terminó aquel verano cada uno volvimos a nuestras respectivas casas, muchos de nosotros volvimos a Madrid, aunque sé que algunos de ellos se han visto y son muy buenos amigos, yo no he vuelto a ver a ninguno. Cuando llegó septiembre y tuve que volver a mi casa, no pasé por una buena época que digamos, ya se sabe la típica depresión post-vacacional. Pero poco a poco fui levantando cabeza. Mi hobby se fue convirtiendo en mi trabajo, si, tuve suerte y alguien se fijo en mis cuadros, como me dijo un día de aquel verano, aquel pícaro marinero, aquel hombre que sin remediarlo nos arrancaron de nuestro lado, Chanquete. El hombre que se fijó en mis cuadros quiso exponerlos en su galería, y así ha sido la manera en la que me he ganado la vida. Hasta hoy.

Ahora mismo aquí me veis rodeada de personas que han estado presentes en mi vida, y es que hoy me retiro, si, digamos que ha llegado el momento de retirarme, y aquí estoy rodeada de gente que ha venido al cóctel que ha organizado el dueño de la galería, aquella persona que me descubrió. Durante estos años he ganado dinero suficiente para que, llegado este momento pueda retirarme y realizar el sueño de mi vida, si, he decidido comprarme una casita en aquel pueblo maravilloso, donde pasé el mejor verano de mi vida. Vuelvo a Nerja.

Ha pasado una semana desde el cóctel, tengo mi casa hecha un desastre, toda mi vida esta en cajas y aquí estoy esperando a que las personas que han venido con el camión de mudanzas terminen de cargarlo todo al camión y se vayan. Estoy muy nerviosa ya que hoy cojo el tren y me voy de mi Madrid querido para volver a aquel pueblo maravilloso del cual me enamoré, allí voy a pasar lo que me queda de mi vida y espero poder disfrutarlo como lo hice aquel verano, hace ya algún tiempo.

El tren sale en una hora y ya me encuentro en la estación, me siento tan nerviosa que me tiemblan las piernas. Estoy sentada en un banco de la estación y miro pasar a la gente, unos corren para no perder su tren, otros se van con la familia a cuestas. Estamos en el mes de mayo y la temperatura empieza a ser agradable.

Ya he subido al tren y estoy llegando a Málaga, desde allí tengo que coger un autobús que me lleve a Nerja, estoy tan emocionada de volver a hacer el mismo trayecto que hice tantos años atrás que a veces se me saltan las lagrimas cuando veo algo que me recuerda a aquel verano.

Estoy sentada en el autobús y acabamos de pasar un cartel que marca que faltan 3 kilómetros hasta Nerja. Tengo el corazón que se me va a salir del pecho y mis ojos están anegados en lágrimas. Mi compañero de viaje me a ofrecido un pañuelo que yo le he cogido encantada, me ha preguntado si me encuentro bien. Le he dicho que si, que estoy muy feliz de volver a mi segunda casa. El hombre me ha mirado con una sonrisa y me ha dado unos golpecitos en la mano para infundirme ánimo. Yo le he sonreído y le he dado las gracias.

Por fin, estamos entrando en Nerja, estoy literalmente con la nariz pegada a la ventana del autobus. Han cambiado muchas cosas del pueblo pero hay muchísimas que siguen estando igual. Cuando pasamos por delante del Balcón de Europa unos hipitos se apoderan de mí y es que llevo un sofoco importante. El autobús nos deja en una de las calles principales de pueblo, allí cojo la maleta con ruedas que llevo y me dirijo a mi casa. Es una casita blanca de doble altura, esta situada en el casco antiguo del pueblo, cerca de la lechería de Pancho. Quería que estuviera en el centro del pueblo ya que al no tener coche estoy cerca del supermercado y puedo ir andando a todos los sitios.

Verano azul, ahora y siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora