Advertencia: Los personajes no son míos.
Nota: Este capítulo debería ir sobre Franco, pero tenemos tan poca información de él que será desde la perspectiva de Sara.
En la parte final salen fragmentos de una canción de Carla Morrison (Eres tú), por si la quieren escuchar. Un saludo.
Las palabras de su hija quedaron grabadas en la mente de Sara. ¿Mamá, por qué no consigues un novio y vuelves a casarte? Un puñal directo al corazón. Es una realidad que su relación con Gaby ha tenido momentos mejores, nota a su hija distante y no entiende la causa. Sabe que su carácter es algo volátil y alocado, pero siempre han sido cercanas. Sara cree que puede deberse a un cambio de etapa en la vida de su hija: los primeros años de universidad, los amigos y un probable novio. Lo que más le preocupa es la seguridad de sus hijos, aunque no quiere mantenerlos encerrados en una burbuja, pues deben vivir y cumplir sus sueños. Necesita ser más fuerte que nunca. Muchas veces habla con una Sara imaginaria, conversa con la Sara más fiera, la mujer que se quedó junto a su madre y peleó por ella hasta las últimas consecuencias. Se siente vulnerable y piensa que ya no proyecta esa imagen de poder de antaño; la máscara ya no existe, los muros que presenta ahora son distintos. Los días posteriores a su noche contemplando las estrellas se sintió algo mejor, se esforzaba por estar ocupada, montaba a sus caballos y visitaba a sus hermanas con más frecuencia. El regreso de los mellizos tranquilizó a Norma y a toda la familia. Sin embargo, la conversación que mantuvo con Jimena la dejó desconcertada, ya que la imagen que tenía de su matrimonio con Óscar era idílica. Cuando venían a la región se mostraban cariñosos, con sus bromas de siempre.
El encuentro con Rosario Montes fue doloroso y desconcertante. La imaginaba lejos de San Marcos, tocando su música a una menor escala que en sus años de estrella; incluso llegó a suponer que ella fue la razón de la desaparición de Franco, algo ridículo si se detenía a pensarlo con calma. La recuerda como una persona errática y obsesiva, aunque espera que los años la hayan cambiado. Antes de dejar el pueblo, Rosario dio muestras de arrepentimiento, pidiendo perdón a Franco y Sarita. La última vez que la vio fue en una cama de hospital, tras un disparo que casi acaba con su vida. Sara recuerda cuando comprobó el débil pulso de la cantante y alertó a la policía, ya que franco no conseguía notar signos de vida en la mujer que se encontraba tendida en el suelo. Se reprende por evadirse de la conversación que mantiene con Óscar.
- ¡Cuñadita! – dijo Óscar. Sara y su cuñado caminan por las calles del pueblo y comentan lo ocurrido con Gaby. Óscar habla con cariño de su sobrina y muestra cierta preocupación por lo ocurrido la pasada noche -. Te noto algo distraída, aunque no es para menos.
- Lo siento, Óscar. Me perdiste durante unos segundos. No voy a negar que estoy bastante preocupada por Gaby y siento que no logro ayudarla – dijo Sara, concentrándose de nuevo en la conversación con su cuñado.
- No soy padre – dijo Óscar, aunque un gesto extraño cruzó su rostro – pero creo que es algo habitual a esa edad. ¿Piensas que hay algo más?
- No lo sé, Óscar. Quizás estoy siendo un poco exagerada.
- Podría hablar con mi ratoncita. Puede que ella logre que mi sobrina hable un poco más, si realmente hay algo... - propuso Óscar.
- Jimena es como una niña grande y ellas se adoran, pero no quiero forzar nada – dijo Sara con una amplia sonrisa -. Hablaré con mi hermana para que esté atenta.
Sara se queda mirado a su cuñado durante un momento, intenta ver signos de un posible distanciamiento de su familia, algo relacionado con las dudas de su hermana. No nota nada extraño, habla de Jimena con el mismo amor de siempre y se muestra cercano con ella y sus hijos. Bicicletas. Bicicletas para niños. Es lo único que la deja extrañada. Ellos no han tenido hijos, pero hasta ahora no habían mostrado signos de que fuera una carencia para su relación; eran felices juntos, con una excelente vida laboral y familiar.
- Me tengo que marchar, cuñada – dijo Óscar -. Nos vemos.
- Hasta pronto. – Sara se despide con un fuerte abrazo de su cuñado.
En su casa, con las ventanas y puertas cerradas, todo está en silencio. Irene está en la cocina. En la sala tiene una vieja radio que suele encender cuando se encuentra a solas. La melodía que escucha es nueva para ella, no se trata de una canción movida, es suave y melancólica.
"Quiero contemplarte sin contar el tiempo
Dibujarte con mis puros recuerdos
En mi mente marcar tus labios, tus besos
Estás aquí dentro de mi mente
Eres tú..."
Sara cierra los ojos y comienza a balancearse lentamente. No llora. Siente unos dedos invisibles rozándole las manos, los hombros, los labios...
"Tenemos planes diferentes
Pero tú siempre en mi mente
Pues mis venas tan sutilmente
Disfrutan tanto quererte
Eres tú..."
No puede parar de bailar, a un ritmo lento. Imagina sus manos en su cintura, en su espalda... La canción termina y el hechizo se esfuma.
Fuerza, fuerza, fuerza... Sale de la casa directa a las caballerizas para ensillar a Sexto y trotar hasta el fin de sus terrenos. ¿Mamá, por qué no consigues un novio y vuelves a casarte? La respuesta es fácil, no puede porque no lo ha olvidado.
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Veinte años después. Sarita y Franco
FanfictionEn una semana se estrena la segunda temporada de Pasión de gavilanes. Estoy entre emocionada y asustada. No sé si nos gustará lo que nos cuenten. A partir de lo que sabemos, he decidido escribir una pequeña historia (o algunas escenas que me vengan...