Capítulo 15. Un grito de adentro.

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     Quedé estática por un momento ante la confesión de Ronald

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Quedé estática por un momento ante la confesión de Ronald.

— ¿Cómo dices?

Me dedicó una sonrisa de complicidad y en eso:

— ¡Ronald! —exclamó Rachel, su energética voz nos interrumpió—. Que gusto que vinieras, estamos todos afuera, tortolitos —agregó con una mirada pícara.

Ronald y yo nos observamos.

—Andando —me anima él.

Lo seguí sin protestar pero esta plática no podía dejarla así. Increíblemente hoy el sol estaba de buenas y sus rayos cubrían todo el patio con ligereza. Al fondo del jardín teníamos unos asientos blancos muy cómodos así que tomé la mano de Ronald y me dirigí a ellos para tener algo de privacidad.

— ¡Ronald! —saluda Adam, levantando las pinzas para la carne.

Ronald alzó la cara con una sonrisa como saludo, Lena también lo saludó y él respondió con amabilidad.

— ¿Necesitas ayuda, Adam? —preguntó Ronald al detenerse y yo casi caía al tambalearme pero él hizo fuerza en su mano y me atrajo de regreso.

Adam sonrió.

—Tranquilo, viejo, todo lo tengo controlado —respondió mi hermano—. Vayan, de aquí los vigilo —guiñó el ojo con un rostro travieso.

Sacudí mi cabeza, la traición de mi hermano me había dolido ¿Desde cuándo estaba del lado de Ronald?

Llegamos a los sillones del fondo, desde nuestro lugar podíamos tener una conversación privada así que me senté en uno y él tomó asiento en otro, se inclinó llevando sus codos sobre sus piernas y me miró con atención.

—Quiero que me expliques eso del... trato.

—Te diré todo lo que quieras saber.

— ¿De qué trato hablas? —pregunté confundida.

—Digamos que estoy conectado a ellos, con cada uno de los protectores —explicó Ronald—. Eso te marca como uno de ellos, es como un pacto que no debes de romper y de ser así tiene que haber una razón de gran peso para tener derecho a la libertad y no ser asesinado.

Encarné las cejas.

—Ronald... pero...

—Sigo siendo protector y a la vez guardián por mi condición conmigo —se adelantó a decir—. Y si tú vas conmigo a Delaware donde está el punto fijo de protectores serán todos testigos de mi actual situación y podré tener derecho a exigir mi libertad.

—Entonces... ¿Si te enamoras...?

—El trato se acaba, sería libre. Al parecer los protectores tienen sentimientos y no ven correcto interferir en el amor, por esa razón dejan ir al protector o protectora que este en esa situación.

2º COLISIÓN: para siempre te protegeré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora