capitulo 1 9

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Capitulo 19

Infierno.

[Son kwan].

¿Cuándo fue la última vez que fui feliz?.

¿Cuándo fue la última vez que sentí paz y tranquilidad?.

¿Cuándo fue la última vez que me sentí libre y con vida?.

¿Cuando fue la última vez que sentí amor?.

¿Cuando fue la última vez que no temía lastimar a alguien?.

¿Y cuando fue la última vez que no lo hice?.

Siento que mis pensamientos ya no me pertenecen sino a él, siento que mis acciones ya no son mías, que mi vida no me pertenece. Entonces... ¿Por qué seguir viviendo?, ¿Por qué no tengo el valor de quitarme la vida o la capacidad de hacerlo? No, si tengo el valor pero Soo no me lo permite.

No puedo morir y tampoco vivir. ¿Acaso ésto es vida? No lo es.

Miré a mi alrededor, habían pasado dos años desde que dictaron mi sentencia y la verdad es que nada había cambiado. Me encontraba en el patio el cuál estaba lleno de prisioneros, algunos viejos y otros nuevos, culpables e inocentes.

Y todos me tenían miedo...

—¿Ves ésto? Ésto es poder, te respetan, te alaban, te adoran y todo por miedo.

Habló Soo y yo bajé la mirada. No quería éste poder, no lo quería ¿De qué me servía? Es igual que allá afuera, nada había cambiado.

—No.—Negué en voz baja.

—¿No?—Repitió como pregunta.

Me levanté de la banca y caminé hacia la reja, me había obligado a alejar a Mia de mí, aquella última vez que la vi Soo había amenazado con matarla si la volvía a ver por lo que decidí no acceder a las visitas que ella hacia hasta que no hubo más aviso de su aparición por la cárcel.

Me dolió, me dolió tanto y seguía doliendo. Pero era lo mejor, no podía ponerla en peligro otra vez.

Caminé hacia la entrada para ir a mi celda pero unos prisioneros chocaron conmigo.

— Mira por dónde caminas,  idiota— Hablo molesto uno de ellos y yo apreté mis puños al sentir que Soo quería tener el control de mi cuerpo.

—No te dejaré—Susurré para luego seguir con mi camino y al llegar a la  celda, la cual estaba apartada de las demás, me senté en la cama y segundos después Soo apareció frente a mí pero estaba extraño, se veía como yo... Cansado y su apariencia ya no se parecía tanto a la mía.

— Ayúdame.

Su voz masculina estaba ligada con una femenina, daba miedo y era confuso. Cayó de rodillas al suelo con la mirada baja para luego subirla, lo miré sorprendido cuando vi que la mitad de su rostro era de otra persona... De una chica.

—Por favor...

Sus lágrimas negras brotaban de sus ojos con desesperación mientras que una grieta negra aparecía en la mitad del rostro de forma vertical. Apretó su puños con fuerzas para luego mirarme con molestia, no entendía absolutamente nada, sentía que debía ayudar pero no podía moverme del sitio en que estaba. Ella o él... Abrió su boca soltando un grito desgarrador, tapé mis oídos al sentir un dolor intenso en mis  tímpano, cerré mis ojos y al abrirlos ya se había ido.

No soy un mounstro. (Actualización Rápida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora