Sean
Ayer debe de haber sido la cuarta vez que mi padre me llama esta semana. Y no, no voy a atenderle, ya se que debo enfrentar la maldita situación, pero no quiero. No es muy difícil de entender. No. Quiero.
De todos modos, tampoco puedo volver, ha pasado demasiado tiempo. Pero el no sabe toda la historia. Nadie la sabe.
No voy a decir que no extraño como eran las cosas antes, porque claro que lo hago, no soy hipócrita y no haré como que superé toda esta mierda. O tal vez sí. De todos modos hace un tiempo que me acostumbré a que pocas cosas me importen. No siento nada, lo que no se si es bueno o malo. Todo ha perdido sentido, después de ella, la vida no significó nada, y pienso si realmente lo hará algún día.
Por eso es que paso de aquellos recuerdos tormentosos, de padres insoportables, de gente que solo busca famita y más que nada de las mujeres, o de algunas cosas de ellas, ya que definitivamente no paso de pasar algo de diversión un rato. Y no es que las use, no soy el único que gana. Les doy lo que quieren y cuando termina la noche se van felices y con ganas de contarlo por toda la universidad. No tengo problema con eso tampoco, cuanto más se propague lo increíble que soy, más de ellas estarán esperando afuera de mi departamento al final del día.
La idea me tiene despierto mucho antes de que suene el despertador y sigo dando vueltas en la cama, aunque solo he dormido un par de horas. Otra cosa que no puedo hacer bien desde ella, dormir sin interrupciones, sin imaginar constantemente su rostro o sin tener pesadillas sobre las muchas posibles cosas que podría estar pasando. Aunque luego recuerdo que se fue por mi culpa y eso me deja más tranquilo, dentro de lo posible claro.
–¡A levantarse Bella Durmiente!– grita mi hermano Josh mientras golpea la puerta de mi habitación. Él es el mayor de ambos, el maduro, el inteligente y al que le espera un futuro brillante como abogado.
Grita siempre la misma frase todas las mañanas para despertarme a pesar de que sabe que suelo estar despierto. Cuando comenzamos a vivir en el mismo departamento se enteró de mi pequeño problema con el sueño e insistió en que vaya a un especialista para curar "mis traumas nocturnos", pero luego de mis múltiples rechazos cerró la boca y comenzó a concentrarse más en sus cosas.
–¿No tendrás mis calzoncillos azules?– digo en camino a la ducha.
–Claro, porque me encanta robarte los calzoncillos– me dice sin dejarme continuar –Esta noche salgo con Savannah, seguro estaremos en su departamento así que tienes este para tí, no quiero desastre o sobrinos.
–¿Con Savannah eh? Pensé que era cosa de una sola noche–. Josh es un obstinado que todavía no quiere admitir que está enamoradísimo de Savannah –¿Estás siendo cuidadoso hermanito? Creo que yo debería preocuparme por tener sobrinos pronto, si es que antes no se te caen las bolas por ella.
–No seas imbécil, Sav no me gusta, es linda y el sexo es bueno, ¿qué hay de malo con eso?
–¿Tanto te cuesta admitir que de hecho si te gusta? ¿Como te sentirías si la vieras con otra persona? ¿Y si te enteras qué estuvo con otro?
–¿Por qué? ¿Sabes algo que yo no? –me pregunta con un gesto preocupado. Me río e inmediatamente me da un golpe en el hombro.
–¿En serio Josh? No hagas que le avise a papá que tienes problemas para controlar la ira o para evitar convertirte en una niñita llorona cuando mencionamos a Savannah.
–Hablando de papá...–vuelve a la típica cara seria de debemos-hablar-seriamente– me ha pedido que te diga que le llames, quiere que hablen y no puedes evitarlo para siempre.
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¿Hasta dónde llegarás?
Teen FictionNada es fácil si te arrebatan a tu persona favorita. Kat es una chica decidida, solitaria y dolida. Para ella, su plan lo es todo y no dejará que nadie vuelva a quitarle lo que más ama. Sean es el capitán de baseball de la Universidad, y aunque su...