El Perfume De Su Piel | eremika | (1)

3| le toucher

MIKASA

Me encontraba completamente desnuda frente a este sujeto que quería que lo llamara Mi Lord, y por lo que logré notar acerca de él era que admiraba mucho el perfume femenino, pero no me refiero a fragancias de flores y colonias costosas, me refiero a que le gusta sentir el aroma que emanaba el cuerpo de las mujeres. Aún estando desnuda para él, prefirió estar detrás, en mi espalda oliendo el aroma de mi piel, y dejando marcas y lamidas allí. Hice una mueca de disgusto, pero de manera disimulada para que no lo notara.

—¿No hablas?

—Estoy aquí para seguir sus ordenes por una hora, si mi lord quiere que hable, lo haré.

—Eres muy sumisa, la otra mujer no era para nada callada, y era totalmente atrevida.

—Si no gusta mi compañía puedo retirarme y traer a alguien que sea de SU agrado. — Realmente sonaba muy engreído, ya había topado con tipos así, pero él tiene el aura completa, un orgulloso que piensa con la cabeza de abajo.

—Cálmate, nunca dije que esto no me gustara, al contrario, se me hace excitante, podré admirarte más.

Me sujetó por los hombros y me volteó para tenerle frente a mí.  Su pecho estaba al descubierto, él también estaba completamente desnudo, y no era para nada como clientes anteriores, su cuerpo estaba bien marcado, firme y tonificado, y tez morena, sus manos fueron a mi rostro y subió mi boca hasta que cortamos distancia con un beso, sus labios se movían a un ritmo lento y morboso, la manera en que movía su lengua y boca me hacían sentir como una inexperta, era eso o él era quien no sabía besar. Me separé un poco de sus labios y comencé a bajar hasta estar de rodilla frente a él, su mano nuevamente en mi mejilla acariciándola un poco con su pulgar.

—Creí que harías lo que yo diga.

—Sé que piensa en esto, mi lord.

Mi boca fue directamente a su miembro, aún no estaba erecto, comencé a pasar mi lengua desde la base hasta la punta, continué haciendo eso hasta que comenzó a "despertar", podría jurar que lo escuchaba gemir por muy bajo que fuera, de una manera no muy dominante que digamos, por un instante la idea de que sea alguien fetichista pasó por mi cabeza, tal vez y era alguien que le gustaba experimentar, cosa que no se veía muy seguido (más bien, nunca), lo más común y "normal" de encontrar, era un simple hombre de familia que desahogaba su apetito sexual solamente en una vagina o boca, era solo eso. Pero antes de seguir con lo que yo estaba haciendo, él habló.

—E-espera...

Se separó de mí y se sentó en un sillón e hizo un gesto para que me acercara, me senté sobre él enredando mis piernas en su cintura, solo que era un poco incómodo, pero se sentó un poco más hacia el borde. Podía sentir su erección frotar mi entrepierna.

—Mis pezones... Chupalos.

Nunca pedían eso, pero sin protestar lo hice, agaché la cabeza y llevé mi boca hacia uno de sus pezones, pasé mi lengua en una lamida dejando que el brillo de mi saliva resaltara en su piel. Mi mano fué a su otro pezón y mis dedos comenzaron a pellizcarlo mientras que mi lengua y dientes jugaban con el otro, podía sentir su pecho subir y bajar por la sensación de placer que le provocaba esto, no lo culpo, los pezones son una zona erógena y causa una bonita y excitante sensación.

Levanté la mirada y estaba mirándome, mordiendo su labio evitando gemir más fuerte, pero si mirada era tan intimidante, o por lo menos eso sentía yo, que con esos verdes ojos buscaba intimidar.

—¿Te da asco esto?

Sí.

—Claro que no, mi lord.