AÚN SIGO AQUÍ.

728 71 8
                                    

POV MAFER.

-ANAAA! ANAAAA!, maldita sea se corto la comunicación, Pineda.

-Si yo también perdí contacto, los infectados se están acercando demasiado, recuerden que tenemos que proteger a los ingenieros, fuego a discreción.

-Rico, necesito que tengas en posición el camión, en cuanto los ingenieros terminen todos corremos al camión, no se cuanto tiempo podemos detener a los infectados.

En mi intercomunicador solo se escuchaba estática, y eso me molestaba no me estaba permitiendo disparar con exactitud, así que lo descolgué de mi oreja, quedo colgando de mi lado derecho, la manada de infectados parecía no tener fin, yo derivaba uno tras otro, como si se tratara de una Hidra, por cada infectado que derribaba parecía que se formaban otros dos, eso era malo, los ingenieros tenían que apresurarse o todos moriríamos hoy, y seguramente Tamara me mataría a mi por no regresar, y sinceramente eso me daba más miedo que el hecho de morir en manos de los infectados.

-Inge, ¿Cómo van?, necesito que se den prisa, nuestros amigos no están contentos de tenernos aquí.

-Ya casi, necesito cinco minutos más para comprobar la señal.

-Cinco minutos más, verga, inge si muero aquí, mi mujer me va a matar.

-Jajajaja, eso le pasa por comprometerse tan joven.

-Eso no me consuela nadaaaaa!!

-Listo trate de comunicarse con el centro.

-ANAAA!!, ANAAAAAAAA!!, ME ESCUCHAS- ya no se escuchaba la estática, pero aun no tenia respuesta.

-Mafer, te escucho, amiga, ¿Cómo están?

- Bien, pero estos hijos de puta, parecen multiplicarse, ahora amiga tengo que correr al puto camión, siento como cuanto iba tarde para la escuela.- salí corriendo directamente al camión cuando llegué solo faltaba Pineda.

-Ana, cambió.

-Aquí sigo, ¿Ya estas en el camión?

-Simón morra, justo acabamos de arrancar, le podrías decir a Tamara que ya estamos fuera de peligro.

-Claro yo le digo, pero no me iré de aquí hasta que regreses.

-Deberías ir a descansar.

-No, me siento bien, le prometí a Tam que esperaría aquí hasta que llegaras.

-Tardaremos tres horas en llegar, no te importa quedarte sin trasero, espérame entonces.

-Me importaría, pero no, tranquila que mi trasero estará bien.

El resto del viaje fue relativamente tranquilo, algunos infectados no intentaban atacar, pero con el camión que llevábamos no nos hacían ni cosquillas, ya no se veía tan peligroso, o tal vez yo dejé de medir el peligro que era estar afuera, iba pensando en cómo mi vida cambió en menos de un año, estábamos a cuatro meses de cumplir un año en el fin del mundo. Los humanos tenemos una forma curiosa de ver las cosas, y el caos es una de ellas podemos vivir en un caos constante, pero si hay algo que perturbe ese caos nos volvemos locos, y parece que estamos aceptando nuestra nueva realidad muy rápido, y ahora parece un sueño irreal mis ganas de ir a la playa, algo tan simple como eso se volvió un suicidio, pero vivir con mi novia ahora no parece algo tan bizarro, de hecho hasta es conveniente, entre más personas vivan juntas en un mismo lugar, más espacios para recibir más gente hay en los centros de refugiados, todos nos hemos acoplado a nuestras tareas, parece que nos acostumbramos a nuestro nuevo caos.

-Mafer llegamos, te viajaste muy feo, ¿En qué pensabas?

-Lo siento Pineda, estaba pensando en cómo es nuestra vida ahora.

-Todo fue una locura los primeros meses, y ahora parece que toda nuestra vida fue así.

-Ya se parece que nunca vivimos en libertad, todo parece tan familiar ahora que da miedo.

-Lo sé, ¿Qué es lo que más extrañas?

-Creo que el mar, mis tíos me llevan en vacaciones, mis momentos más felices los viví en la playa, y tú ¿Qué extrañas?

-El rancho de mi abuela, pasaba ahí todos los veranos, fue donde conocí a Rico, y pensar que ahora estamos juntos y vamos a casarnos, me hubiera gustado que hubiésemos podido casarnos en ese rancho.

-Y ahora suena estupido pensar en ir a esos lugares, cuando antes hubiera sido lo más normal.

-Como también lo hubiera sido casarme con Rico cuando tuviéramos 26 o 27 años y nos casaremos a los 17.

-Creo que a los adultos se les olvidó un poco que solo somos niños.

-Niños jugando a la guerra.

-A los que les gustaba el COD deben estar en la gloria.

- Jajajajaja o muertos, ve a casa Mafer, y descansa te lo ganaste.

Cuando llegué a mi casa me estaban esperando mi tía, Tamara, Ale y Ana, parecía como si me hubiera ido meses y no un par de horas, todas se veían preocupadas.

-Hola, to...- no pude terminar la fase porque tenía a Tamara encima, mientras me besaba.

-Pensé que te iba a perder estupida.

-Tranquila, amor estoy aquí contigo.

-Ay eres muy idiota, pero te amo.

-Yo también te amo.

Tamara no me soltó así que tuve que pararme con ella encima mío, mientras mis amigas y mi tía nos veían con una pequeña sonrisa en la cara.

-Que bueno que ya estás aquí Mafer.

-Gracias Ale, yo les dije que estaría bien no sé por qué nunca confían en mi.

-Porque eres impulsiva y terca por eso.

-Mira quien habla, ya deja de estar enojada y abrázame.

-Jamás me oyes jamás.

-Por fis Ana, una abracito, para tu mejor amiga.

-Ocupas poderes de convencimiento muy bajos y quiero que lo sepas.

-Ya dame un abrazo, prometo que a la otra te llevo.- después de eso Ana me abrazo, en este año a sido mi hermana y le agradezco que esté siempre para mi, a final de cuenta ellas eran mi familia, esas cuatro mujeres eran lo único que me quedaba y las protegería con mi vida, eso lo tenía claro.

-Bebé, ven aquí dale un abrazo a tu tía.

-Ya estoy en casa mamá, perdóname por preocuparte.

-Me dijiste ¿Mamá?

-Si porque eso eres, eres mi mamá.- mi tía empezó a llorar, nunca le había dicho mamá aún llevaba años queriendo decirle de esa forma, y hoy sentí que era el día, mis amigas y mi novia también estaban llorando, y todas me abrazaron, nunca me sentí tan bien como aquella noche, después de mucho tiempo me sentí en paz, y feliz, espero que esto siga así por lo menos por un tiempo ya hemos sufrido mucho todas.


Bueno aquí otro capítulo, disculpen la tardanza pero no tenía computadora jeje y escribir en el teléfono no me gusta, pero ahora ya puedo seguir escribiendo.

CuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora