꧁Cap. 21꧂

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Mina se encontraba sentada en una de las bancas de piedras del inmenso jardín de la mansión Yaoyorozu esperando para su suerte que alguien la encontrara en su soledad.

Se había perdido hace al menos una hora y media entre los tantos pasillos y puerta de la vieja residencia de Momo terminando de casualidad en el gran jardín estilo ingles de la casa y sin saber cual era el camino de vuelta, se resignó a esperar en soledad hasta que un alma errante al igual que ella la encontrase y la llevara de vuelta al comedor con sus demás amigos.

Se encontraba realmente hambrienta por su larga caminata por los jardines y los pasillos de la mansión Yaoyorozu y, al no haber probado ninguna clase de alimento desde que había despertado de su sueño, el rugido de su estomago exigiéndole comida y agua la estaba matando y enfureciendo lentamente.

De pronto, para su suerte, escuchó la voz de Kirishima entre la brisa de los árboles y el silvido de las aves en el viento y al levantar la vista para buscar al pelirrojo, lo encontró gritando su nombre a unos metros más allá de ella con desesperación y preocupación en su mirar.

Mina sonrió con dulzura al ver a Ejiro buscándola tan exhaustivamente, al menos a alguien si le importaba.

De pronto, lor ojos rojos de Kirishima dirigieron su vista hacia donde Mina se encontraba sentada y al ver a su novia sonriendole desde la banca esperándolo con paciencia, sonrió aliviado y comenzó a caminar hacia ella cruzando uno de los pasillos de roca que la dividía con ella.

—¡Ay, que dichosa de mi! Mi príncipe azul a venido a rescatarme— dijo Mina haciendo una pose dramática agrandando un poco más la sonrisa afilada de Ejiro.

—Pero tenemos un pequeño problema. Tu príncipe azul no recuerda el camino por donde vino— dijo Kirishima con una sonrisa nerviosa mientras se rascaba la nuca con vergüenza.

Mina solo cambió su rostro a uno serio y dijo cruzándose de brazos y haciendo un puchero:

—Vaya príncipe que resultaste, Kirishima— dijo Mina enfadada con el pelirrojo. Por un momento pensó que él sería su su salvación.

Kirishima solamente se sentó a su lado a esperar igualmente que alguien los encontrara en esta metrópolis que era la mansión Yaoyorozu.

Ambos se mantuvieron callados por un momento hasta que Kirishima sacó de sus bolsillos dos jugosas manzanas rojas haciendo que el apetito de Mina se abriera al verlas.

—Encontré un manzano en mi cruzada para encontrate, Mina y suponiendo que tendrías hambre ya que no te presentaste a desayunar, corte dos manzanas para ambos, porque la verdad, yo tampoco he desayunado por ir a buscarte— dijo Kirishima entregándole una manzana a Mina quien solo sonrió agradecida y no dudo en darle una mordida  saboreando el dulce nectar que la jugosa fruta contenía en su interior haciendo aún más potente el sabor por el hambre que sentía.

Kirishima también comenzó a comer la manzana a grandes mordidas como era su costumbre dejando que unas gotas del néctar de la fruta bajaran por su boca hasta su madivula limpiandola de vez en cuando con su muñeca mientras seguía comiendo como animal en una escena bastante desagradable para muchos.

Pero, ya acostumbrada a los asquerosos hábitos de su pareja, Mina simplemente termino comiendo su propia manzana con una sonrisa en su rostro mientras pensaba como pudo enamorarse de alguien como Kirishima, de un estatús más bajo que el de ella, a la vez que se preguntaba qué habría sido de su vida si no hubiera huido de casa para vivir una feliz realidad con el pelirrojo.

Aunque su estado económico no estaba del todo mal gracias al fideicomiso que su madre le dejo y que Kirishima, extrañamente, lo administraba de manera coherente y ordenada para ser alguien tan... como decirlo... estúpido como lo era él, sentía que extrañaba sus días llenos de lujos y comodidades de su antigua vida y no podía dejar de pensar que hubiera sido de ella si no se hubiera enamorado de Kirishima y le hubiera roto el corazón tal como sus amigas querían que hiciera.

"轟" (Shoto) La Bestia de Hielo y Fuego (Todomomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora