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  Me encuentro bajando del avión privado de Charles Leclerc

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  Me encuentro bajando del avión privado de Charles Leclerc. El monegasco fue muy amable al mandar su avión para que pueda viajar con las mejores comodidades y no llamar la atención, como si eso fuera posible.

Según él me dijo, en la llamada que tuvimos por la mañana, habría un chófer esperándome. No mintió, porque fácilmente puedo ver a un hombre vestido de traje sosteniendo un cartel que dice mi nombre.

- Bueno días, soy Doutzen.

- Sra. Leclerc- ¿que? ¿Señora?- Mi nombre es Benjamin, la llevaré con el joven Charles. Déjeme cargar su equipaje.

- Gracias- le entrego la valija y subimos al auto. - por cierto, ¿donde se encuntra Charles?

- En su departamento, pero prefirió que fuera yo quien la buscaba para no levantar sospechas y que no se sintiera incómoda.

Me encanta Mónaco, tiene magia propia. La arquitectura, las personas, el aire, el mar; todo es especial acá.

Ni bien llegué al principado le avisé a mis amigas que había llegado, más que nada porque Mary iba a cuidar de Grace por estos días.
En un primer momento pensé en traerla conmigo, pero al ser un viaje con tan corta estadía, preferí que se quede en el departmento acompañada de mi amiga.

- D, su amado la espera.

Charles esta parado en el portal del edificio cuando llegamos, se acerca a mi puerta y la abre.

- Doutzen, hola- sus ojos verdes se encuentran con lo míos antes de besarnos las mejillas.

- Hola Charles, ¿como estas?

- Bien... raro- se ríe. Agarra las valijas y subimos a su departamento. - ¿Vos como estas?

- Sorprendia, hoy Benjamin me dijo señora. - llegamos al piso, abre la puerta para que pase primero- pero también, estoy rara y sorprendía más que nada.

- Si... lo siento por eso, las noticias corren rápido.

- ¿Como tramitamos el divorcio?

Estoy sentada en el sofá, hace una hora que llegué y estuvimos hablando de cualquier otro tema menos el importante.

- Yo creo que lo mejor es que sigamos casados- dice. ¿Que? Este hombre esta loco. Niego con la cabeza ante semejante idea descabellada- antes déjame terminar de hablar. Últimamente mi reputación viene de mal en peor, lo que afecta a mi carrera y entornos familiares. Quizá pensas que estoy loco, pero esto podría beneficiarnos a los dos.

- ¿En que me beneficia a mi? Tengo que dejar mi casa, mi trabajo, mi país, familia y amigos- enumero con los deseos- No creo que vos te vayas a mudar a Londres, ¿no? - Charles niega- el único que sale beneficiado sos vos.

- Pero podríamos seguir casados y cada uno en su casa.

- ¿A vos eso te parece creible? Porque a mí no.

- En eso tenes razón- obvio que la tengo. Vuelvo a tomar asiento, bebo un poco de agua y suspiro. - pero por favor te pido, cada vez que sale mi nombre en las noticias es al lado de algo malo; borracho, escándalos, malos puntos en las carreras. Puedo agursrte que desde el rumor salió a la luz ahora soy un buen hombre casado y centrado.

Paso mis manos por el pelo repetidas veces, no se que hacer. Charles hace que seguir casados se vea tan fácil, cuando se va a ser lo opuesto. El es famoso, tener a la prensa pendiente de vos no debe ser algo muy grato con lo que convivir.

Además de todo eso, ¿como le digo a mi familia que estoy casada? Si nunca les hablé de un posible novio, no les presenté a nadie jamás. Van a pensar que estoy mal de la cabeza, y encima de todo, me tengo que mudar.

- ¿Que voy a hacer con mi trabajo?

- No tenes que preocuparte por eso. - responde sencillamente.

- ¿Esperas que sea una mantenida que te espere con el almuerzo listo? - exclamo. Sus ojos verdes se agrandan con sorpresa - que equivocado estas. En Londres tengo todo, no puedo dejar a Grace.

- ¿Quien es Grace?

- Mi gatita- saco el celular para mostrarle una foto.

-¿Tu gata se llama Grace?- pregunta burlón- ¿Por Grace Kelly?

- Bueno, mi apellido es Kelly, así que si, mi hija es Grace Kelly.

- Impresionante, porque ahora va a vivir en Montecarlo.

Nosotros En Mónaco; Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora