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si se ponía a pensar, realmente bakugo jamás había visto a todoroki reír.

tampoco se lo había imaginado, pero verlo reírse casi mudo, apretando sus ojos con sus labios cerrados y formando una sonrisa, le pareció justo como se lo hubiera imaginado de así haberlo hecho.

— creo que eso es lo que más me gusta de ti.

todoroki había dicho, manteniendo su sonrisa, con su vista volviendo al televisor que reproducía una película poco entretenida de las que todos esperaban a que terminara para empezar a criticarla.

midoriya, quien descansaba sobre el hombro del cenizo, vaya dios a saber por qué, se removió un poco en el lugar, y bakugo decidió jugar al tonto y fingir no haber oído nada.

— ¿qué dijiste?

preguntó, con el falso tono de desentendido que hasta él mismo creyó haber oído mal. todoroki negó con la cabeza, y subió sus rodillas para apretarlas contra su pecho, abrazándolas y posando su mentón entre ellas. sus ojos seguían fijos en el televisor.

la noche estaba fría, casi helada. el cuerpo tembloroso de midoriya lo delataba. a bakugo no le molestaba, pero pensó en usarlo como excusa para irse. lo había incomodado, se sentía extraño y no quería seguir compartiendo silencio con el bicolor.

por eso se levantó, justo en el climax de la película, la protagonista estaba a punto de descubrir la verdad y enfrentar a su desgraciado esposo, pero bakugo no podía seguir allí. la repentina falta de superficie hizo caer al pobre peliverde quien se despertó con su rostro estrellándose contra el sillón.

— hace frío, y esta película es una mierda. me voy a dormir.

midoriya y todoroki lo observaron irse, uno en medio de un bostezo y el otro en absoluto silencio. ¿había esperado al final de la película para decir que es una mierda e irse sin terminarla? sí. no le importaba.

todoroki apretó sus dedos en el agarre de sus piernas, e intentó abrazarlas un poco más fuerte, mientras midoriya balbuceaba un par de cosas y pasaba a apoyar su cabeza ahora sobre él.

estaban en pleno período de entrenamiento. los tres se estaban quedando un par de días bajo el techo de los todoroki bajo la tutela de endeavor para entrenar. la casa japonesa adornada bajo la fría oscuridad de la noche a bakugo le daba no otra cosa más que escalofríos, no sabía por qué, pero sentía la extraña necesidad de caminar lo más silencioso que pudiera, casi de puntillas, pero sinceramente se sentiría un idiota si alguien más le viera caminar así por los pasillos de la casa.

entró a la habitación que le habían prestado. se sumergió dentro de las sábanas del futón y apretó el borde de ellas bajo su nariz.

"creó que eso es lo que más me gusta de tí".

bakugo ni siquiera recordaba qué es lo que había dicho antes como para recibir de recompensa esa respuesta de todoroki. de shoto todoroki. el mismísimo. el mundo se había vuelto loco. creería que se lo había dicho en broma, pero todoroki nunca bromeaba, y aquellas palabras habían salido de sus labios como un suspiro, solo capaces de ser oídas por aquél que estuviera atento, muy atento, y estar siempre alerta de su entorno era una cualidad que en ese momento bakugo lamentaba tener.

en su cabeza, las palabras se repetían y se juntaban, se deformaban y caían como si pesaran toneladas. en un momento, de tanto pensarlas, sintió como si fueran susurradas en su oído, acariciaban los bellos y los erizaban. creyó haberse vuelto loco, y metió su cabeza bajo la almohada, como si intentara inútilmente ahogar el sonido de su mente. repito, inútil.

¿todoroki gustar de él? por favor, si hacía solo un par días de que eran capaces de mantener una conversación sin discusiones de por medio. esta semana era lo que más habían estado cerca en toda su vida, y ni siquiera era que pasaban mucho tiempo juntos ya que midoriya había tomado el rol de mediador del grupo y nunca los dejaba solos.

lo que más me gusta de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora