❥ Déjate amar

491 64 90
                                    

Era una mañana calurosa, la más calurosa de julio. Kazutora se limpiaba la transpiración de la frente. El viejo ventilador hacía tiempo que soplaba aire caliente. Se incorporó lentamente y se estiró hasta alcanzar el paquete de cigarrillos del bolsillo de su pantalón que yacía junto a la cama junto al resto de la ropa. Luego miró las rosas rojas y se apenó por ellas, el calor comenzaba a secarlas.
Encendió un cigarrillo y volvió a su lugar, concentrando la vista en las aspas del ventilador. El chirrido del aparato comenzaba a inquietarlo, Chifuyu se removió a su lado. Lo observó un instante y suspiró con pesar, si tan sólo le diera un pequeño indicio, dejaría toda su vida por él.

-¿Qué hora es? -preguntó soñoliento, aún con los ojos cerrados.

-Faltan diez para las siete -respondió, acariciándole los cabellos.

Chifuyu abrió un ojo para observarlo y luego se abrazó a su cintura.
-Me gustaría dormir todo el día, -susurró-. pero debo trabajar.

-No lo hagas, ven conmigo -exclamó Kazutora.

Chifuyu rió con sorna y se giró. Cruzó ambos brazos bajo su cabeza y fijó la vista al techo.
-Si me dieran dinero por cada vez que escucho esa frase, sería millonario.

-Es un hecho que cada vez que alguien te dice esa frase, luego te deja dinero -espetó el otro.

-Nadie te obliga Kazutora ¿Por qué sigues viéndome?

Kazutora quería confesarle sus verdaderos sentimientos, pero sabía que no era el primero en caer en los encantos de Chifuyu y no sería el último. No quería ser objeto de burla. Aunque estaba bastante claro, debido a las rosas rojas que regularmente le enviaba.

-Debo irme -dijo, poniéndose de pie.

Chifuyu lo observó con gracia. Hacía varios meses que conocía a Kazutora y sabía que por muy enojado que se marchara, volvería al host varios días más tarde en su búsqueda. Él como muchos otros peleaban por su atención. Era el chico más solicitado del club, y a diferencia de otros lugares, en el que él trabajaba, por un plus extra cabía la posibilidad de tener una "cita hot" (por así decirlo) con los anfitriones.
Había comenzado a trabajar ahí junto a un amigo para pagar sus estudios, pero la remuneración era tan alta que los abandonó y se dedicó plenamente al trabajo.

A lo largo de todos esos años había conocido a innumerables hombres dispuestos a ofrecerle todo a cambio de abandonar aquel lugar, pero lo cierto era que a Chifuyu no le interesaba el amor. Sabía por demás, que las relaciones no siempre son todo color de rosa, y a la larga se terminan desgastando, cayendo en la rutina y luego desembocando en la infidelidad, como hacian la mayoría de sus clientes. Por lo tanto cumplía su papel de anfitrión amoroso durante el encuentro, luego se olvidaría de él y lo haría de igual modo con el siguiente.

***

Había sido una reunión interminable, no era habitual que los tres hijos Hanemiya y sus padres se ruinieran. Su hermana menor Hina, había dado a luz unas semanas atrás y debía delegar su puesto. Por otro lado estaba el asunto del casamiento de Kazutora, este había sido decidido desde su adolescencia. Era un convenio. Su padre lo había planeado por el bien de la empresa. Estaban rozando el borde de la quiebra y unirla a la empresa de los padres de Emma, los sacaría del abismo.

-No siempre se puede estar en la cima -dijo Naoto, mientras ojeaba una revista.

-Los Hanemiya no pueden ser vistos como fracasados. -espetó el padre-. No podemos prolongarlo más.

Los hermanos menores de Kazutora lo miraban compasivamente, ambos sabían sobre su inclinación sexual, por lo tanto sabían que esa unión sería una condena para él. Pero por más que ellos quisieran ayudarlo, debía ser Kazutora el que tomara las riendas de su vida, aunque para ello tuviera que hundir los deseos de su padre.

Let yourself be loved [one shot] [kazufuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora