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Gregory, sin duda alguna es un chico con toques complicados y que en perfecto estado ocultaba muchas incógnitas, se a dicho que estuvo implicado en manipulación de muchos componentes de una pizzería hace tiempo, pero por muchas razones eso se descartó, a su corta edad de casi 16 años vivía independiente de quién era un tutor que aún más que el mismo joven era desconocido y una autoridad materna de gran cabello rubio que solía ser una guardia de seguridad de antaño.
Aquel chico de cabello castaño claro optaba siempre en mantener una compostura muy recia, temeraria y algo agresiva si de una amenaza se trataba, a pesar de ello tenía un pequeño trabajo que le salvaba mucho el pellejo, eso hasta que un día recibió la llamada de su tutor que mostraba muchos signos de preocupación.

— ¿Yo? ¿Cuidar de quien? — Gregory murmuró al otro lado de la linea, porque siendo honesto escuchar no se le daba bien en casos así, y como siempre, no estaba seguro de si lo que escuchó del mayor fuese algo correcto. 

— De un chico, vamos, mira el lado positivo me han comentado que él tiene tu edad, es creativo y muy disciplinado, pero es bastante frágil y solloza mucho, su padre solo necesita de alguien de confianza que lo vigilé mientras él no está. — agregó. — Se que no te agrada la idea, pero es una mejor oportunidad a deambular en las calles entregando periódico sin pretender que no estás en peligro.

— No lo sé..., si tiene mi edad, para que cuidarlo cuando él puede hacerlo por su cuenta.

— Cuando lo veas, lo entenderás.

El chico de prendas azules tenía un trabajo el cual consistía en ser cartero en los suburbios de ello sabía manejar a diestra y siniestra su vida económica, pero la última vez que revisó bien detallada sus alrededores, era de entender que  nunca se inscribió para cuidar niños. Su tutor solo vio esto como una gran chance de que pudiera interactuar con alguien de su edad, mostrar un lado más amigable llegando a entablar quizá hasta una sólida amistad, y que mejor que el hijo de un famoso inventor que había logrado convertir el humo en oxígeno, dónde al parecer solo unos pocos sabían que tenía un hijo y claramente quería que siguiera siendo así, cosa que no era de entrometerse, ya que a Gregory le fascina en parte muchas cosas con relación a la ciencia.

— Se que tomarás una buena decisión, porque no eres alguien malo súper estrella.

Ahí estaba de nuevo su pequeño apodo que tanto declinaba su orgullo, escucho esto y de inmediato se apiadó de todo: — ¡Bien!, tú ganas, pero nadie se entera de esto, y mucho menos Vannesa, ¿Está claro?.

— Bien, Solo asegúrate de irte cuando no haya nadie en las calles, ¿de acuerdo? — Su tutor le expresa con mucha alegría en su travesía desde la otra línea.

Gregory quien su estado de ánimo no era precisamente bueno, solo desvió la mirada con pesadez antes de afirmar a su acató.

—S-sí, está bien...

☆゚.*・。゚

Las calles con el pasar del día estaban siendo algo más tranquilas. y como era de esperarse, Gregory aprovecho esto saliendo en total silencio de un muy demacrado departamento, estando fuera él sostenía un pequeño trozo de papel que mostraba una dirección escrita que su tutor le repitió incontables veces. Era extraño ya que en ese lugar no circulaban vehículos y solo se escuchaba el sonido de los grillos y sus pasos sobre el concreto desquebrajado.

El chico de cabello castaño claro usualmente usaba su bicicleta cada vez que tenía que ir a algún lado pero considerando que tenía que estar tranquilo, y que debía regresar sobres sus pisadas, usarla estaba completamente descartada como una opción.

↱ 𝙀𝙇 𝙃𝘼́𝙇𝙄𝙏𝙊 𝙉𝙀𝙂𝙍𝙊 || (𝐺𝑟𝑒𝑔𝑜𝑟𝑦 𝑥 𝐸𝑣𝑎𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora