✿7- La profecía✿

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Todos callaron para escuchar la explicación de Absolem.
-Según los pergaminos, traerás la ruina aquí niña, pero también repararás el país.
-¿Qué quieres decir?
-Que tu llegada es mala y buena a la vez.
La oruga azul se deslizó hacia una rama del enorme árbol.
-Solo tú puedes cambiar tu propio destino.
-¿Cambiar mi destino? ¿Cómo se supone que voy a hacer eso?
Absolem no dijo nada y se introdujo en un agujero del árbol y no volvió.
______ miró a sus acompañantes perpleja.
-Tal vez no sea la mala opción - sonrió la reina blanca, aunque se podía ver la preocupación en su rostro.
-Debes disculpar a Absolem, no suele tener visitas nuevas y es un poco asocial - dijo el sombrerero.
______ se encogió de hombros y no paró de darle vueltas al asunto todo el camino de vuelta.
-¿Te gustaría visitar mi castillo, ______? - La reina blanca no parecía dispuesta a dejarla ir por sus anchas aquella noche.
-Desde luego.
Se dirigieron hacia el palacio de la reina blanca en lo profundo del bosque.
En un claro del bosque se encontraba el precioso castillo blanco, enorme y con un aura blanca símbolo de la pureza y perfección.
Los alrededores eran árboles de cerezo blancos y rosas pálidos y se podía ver un pequeño lago con una cascada al fondo de la finca.
-Es realmente impresionante.
La reina blanca sonrió.
-Me alegra que sea de tu agrado, ______. El sombrerero y yo hemos pensado que podríamos pasar la noche aquí todos juntos, como una fiesta de pijamas.
-Sería un placer.
La reina blanca no le desagradaba, pero aún tenía dudas sobre su relación con el sombrerero y eso hacía crecer un sentimiento extraño dentro de ______.
Chesire se había adelantado a la entrada y estaba recibiendo mimos del mayordomo.
-Bienvenida a palacio, majestad. - dijo este haciendo una sutil reverencia.
-Gracias, Albert, hoy tenemos compañía - hizo un gesto hacia ellos.
Albert les hizo un cordial saludo conjunto y les indicó que entrasen.
El interior del palacio también era blanco, como era de esperar, y estaba muy pulcro.
-Por favor, poneos cómodos, enseguida me uno a vosotros - dijo la reina blanca señalando una sala con unos sillones de aspecto muy cómodo y una enorme chimenea en el centro indicando lo agradable y cálida que era la estancia.
La reina blanca se fue por el lado opuesto en dirección a su mayordomo y lo siguió a otra estancia.
Ellos se sentaron frente al cálido fuego a la espera de la reina blanca que apareció unos minutos después acompañada del mayordomo con una bandeja de té.

El país de los sombreros (Johnny Depp y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora