CAPÍTUILO 2. Conociendo al imbécil.

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Subimos a la segunda planta y miré el largo pasillo de mi izquierda. Había cinco puertas, dos a cada lado y una al fondo del todo.

-- Ahí estan, el cuarto de nuestros padres, el mio, el de invitados y por último al fondo el pequeño cuartucho que da al balcón.-- dijo Aluhe señalandomelo todo. --A y tu habitación está...

Se dirijió a la derecha hacia un puerta de madera bastante desgastada en la que no había reparado antes.

-- Aquí-- dijo mientras la abría para dejar ver unas estrechas y medio rotas escaleras de ladrillo. -- En el desván.

¿¡Pero qué!?

Él se giró a verme con una sonrisa burlona en la cara.

--¡Esto sera una broma! ¿No tendría que dormir en el cuarto de invitados?

Él negó con la cabeza.

-- Suponiendo que te bas a quedar aquí a vivir no puedes quedarte permanentemente en el cuarto de invitados, sino ¿Que haríamos cuando vinieran invitados de verdad?

-- ¿Y tu padre esta de acuerdo con esto?-- volví a exclamar.

¡Desde luego este niño ya no me caía bien!

-- En realidad fue idea suya lo de manadarte al desván.-- dijo encojiendose de hombros y sin sacar su asquerosa sonrisa burlona de la cara.

¿¡Que!? ¡No si cuando la gente dice que "de tal palo tal astilla" no se equivocan!

--¿No bas a subir a ver tu cuarto?

-- ¿Para que? ¿Para encontrarme con otro desastre de cemento y ladrillo como habitacion? ¡Paso! Voy a hablar con mi madre.

Me giré dispuesta a irme pero él me agarró del brazo y me hizo girarme de nuevo.

--Hagamos un trato ¿vale? Si consigues subir las escaleras sin matarte por el camino te prometo que tendtrás una grata sorpresa.

Lo miré desconfianda pero al final accedí, aunque no entendía lo que había querido decir con sus palabras realmente.

Miré las escaleras y me fijé en que giraban haciendo una pequeña curva. Suspiré y las subí con cuidado, realmente eran un gran peligro, y a poco estuve de matarme, pero para mi suerte logré llegar arriba ilesa.

Al final de las escaletas había otra puerta de madera, pero esta era bastante nueva y bonita. La abrí esperando ver dentro el peor sitio que jamas habría visto, pero para mi sorpresa lo que vi fue todo lo contrario. Delante mía se presentaba una enorme habitación con paredes curvadas blancas, salvo por la parte de abajo que estaba a rayas amarillas. Al fondo y al lado de la puerta la pared era de color rosa y tenia un bonito dibujo negro de una mujer. En el suelo, que era de parqué, había una gran alfombra fuxia oscuro con dibujos. Y por ultimo estaba una enorme cama en el medio del cuarto y un escritorio blanco enfrente a esta.

Casi me caigo de de la sorpresa. No me esperaba esto en absoluto. Escuché una risa detrás mía y me giré para ver a Aluhe riéndose en la puerta, pues yo, no recordaba cuando, me había adentrado mas en la habitación.

-- ¡Tendrias que haber visto la cara de sorpresa que pusiste.-- no paraba de reír.

-¿Y las escaleras por qué están así entonces?

-- Porque tu madre y tu os adelantasteis. Se suponía que estaríais aquí el mes que viene, no hoy, así que aun no han acabado de arreglar el desván, es decir, faltan las escaleras.

-- ¡Eso se dice antes!

Él se hechó a reír de nuevo.

-- Es que quería ver la cara que ponias.

-- Estúpido.

- Bueno pues ahora que ya viste tu cuarto sera mejor que bajes a por tu maleta y la subas.

¡Mierda la maleta!

¡Me la había dejado abajo de todo.

¡Claro! ¡¿Como no olvidarla si el muy imbécil que tengo delante me arrastró arriba tan rápido que ni me dió tiempo a cojerla?!

Y al ver su expresión burlona me di cuenta de que lo había hecho a drede.

-- ¡¿Lo hiciste a posta verdad?!-- exclamé.

-- Puede.

-- ¡Maldito... !¡Arggghhh! -- no se me ocurrió ningún insultonlo suficientemente decente para describirlo en esos momentos.

Él se hechó a reír por tercera vez ya.

-- Suerte con subir tu maleta hermanita.-- dijo girándose dispuesto a bajar las escaleras.

Un momento ¡¿me ha llamado hermanita?!

-- Ei ¿como que "hermanita"?-- dije haciendo comillas con los dedos.

Él se giro a verme.

-- Hombre, digo mujer, nuestros padres se han casado por lo cual me encuentro con que ¡Tengo una nueva hermana!-- se hecho a reír, ya me estaba cansando de eso.

-- Eso no tiene nada que ver -- repliqué.-- Tú no eres mi hermano, como mucho seras mi hermanastro.

--Ya bueno ¿Y que diferencia hay?-- dijo encogiéndose de hombros.

-- ¡Mucha!

-- Ya bueno lo que tú digas, hasta pronto hermanita-- dijo enfatizando la ultima palabra para fastidiarme y luego bajó las escaleras.

¡Maldito mocoso!

-- ¡Y no te olvides de la maleta!-- gritó antes de cerrar la puerta de abajo.

Mierda.

Solo de pensar en tener que bajar y subir todo otra vez con la maleta me daban ganas de tirarme por la ventana. ¡No literalmente claro, apreciaba demasiado mi vida como para hacerle eso por un estúpido mocoso insolente!

La habitación, en el desban, de Beberly en multimedia.


Mi hermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora