Yagari llegó junto a Ichiru, quien al ver el grado de destrucción que había en ese lugar corrió hacia la casa.
—Zero —gritó preocupado.
—Cierra la boca, vas a despertar a todos —dijo Zero cuando Ichiru abrió la puerta de golpe. Ichiru enseguida pudo ver a su hermano junto a Kagome sentados en el suelo.
—¿Qué ocurrió aquí? —exigió Ichiru. Prestando más atención, descubrió que Kagome estaba vendando el brazo de su hermano —¿Por qué estas herido?
—Deja de gritar, es enserio, vas a despertar a todos.
—Entonces habla, ¿Qué sucedió aquí? —intervino Yagari.
Cuando la familia Higurashi despertó, Kagome y Zero ya les habían explicado lo ocurrido por la noche.
—Tal vez, esto tenga que ver con la misión que se te encomendó —dijo Yagari.
—¿Qué misión?
Yagari sacó de entre sus ropas una especie de carta para Zero. El sello de la asociación de cazadores que adornaba el sobre era suficiente respuesta. Zero era enviado junto a Yagari y Kaito a una misión de reconocimiento. La información, aunque no era clara, era suficiente para intuir que el ataque que la familia Higurashi sufrió, estaba relacionado con más ataques suscitados por la zona.
—Nuestra misión es averiguar quién es el responsable —anunció Yagari —así que prepárate, saldremos al anochecer.
Pero Zero tenía un mal presentimiento, ¿era casualidad que fuera enviado a una misión después de un ataque con semejante magnitud?
Zero se llevó a Yagari fuera de la casa mientras Kagome ayudaba a su mama con el desayuno, le hablo de sus inquietudes, de sus sospechas.
—Entiendo tu preocupación, pero no podemos hacer nada más que acatar órdenes, cuando volvamos de la misión, ten por seguro que averiguare todo lo que pueda.
—Gracias sensei.
A pesar la intimidante presencia de Yagari, no pudo negarse ante la petición de Naomi para que el desayunara con la familia. Se sorprendió por el cariño que les mostraban a sus pupilos, pero al mismo tiempo le alegro que ellos se vieran contentos y en paz.
Cuando la eminente despedida era un hecho Kagome se acercó a Yagari, lo llevo frente al árbol sagrado, pensando que de esa forma obtendría el coraje para decirle lo que desde anoche le rondaba por la cabeza.
—Entréneme por favor —dijo Kagome haciendo una ligera reverencia.
Yagari se sorprendió ante la convicción de la chica. Yagari suspiro mientras sacaba un cigarrillo y lo colocaba en su boca.
—Podemos iniciar cuando volvamos.
Kagome lo vio con decepción, Yagari se percató y poso su mano sobre los hombros del cuerpo de su pupilo.
—Si te preocupa otro ataque, hablare con la asociación para que envié a alguien, pero ahora, entiende, es imposible que pueda entrenarte.
—Lo entiendo.
Los días iban y venían y mientras pasaba el tiempo Kagome cada vez estaba más impaciente. Aunque Ichiru no la dejaba sola, más temprano que tarde descubrió que él tampoco podía ayudarla. Ichiru le había explicado la maldición con la que él y su hermano nacieron, también le explico que, a causa de eso y su condición tan débil, el no tuvo entrenamiento como Zero lo tuvo. En pocas palabras no podía ayudarla, pero entre las pláticas que Kagome tenía con Ichiru, una luz de esperanza apareció. Sin querer Ichiru le comento de las habilidades que tenían los vampiros, habilidades que hacía que fueran difíciles de aniquilar.
Kagome no lo pensó dos veces, ella quería volverse fuerte así que ideo un plan para acercarse a ellos.
Kagome había hablado con su familia, y para sorpresa de la chica, ellos no eran tan ingenuos como Kagome creía, por tal motivo no pudo ocultarles nada. Aunque para la familia era preocupante que ahora su querida Kagome estuviera en contacto con vampiros mitológicos sedientos de sangre, no les quedo más que respetar la decisión que había tomado. Kagome regresaría a la academia Cross con el único objetivo de ser entrenada por ellos. Y aunque Ichiru no estaba feliz por aquello, también decidió apoyarla. Él mejor que nadie entendía esa necesidad de no quedarse atrás.
El día al fin llego, e Ichiru como le prometió la acompañaría con Kaien para que este hablara con los vampiros, él era el único que podía conseguir esa hazaña, pero para la desgracia de Kagome, Kaien dio un rotundo no.
—Por favor —suplicó Kagome.
Kaien suspiro mientras veía la tristeza en los ojos de Kagome.
—Kagome, lo que pides es.... descabellado. La única forma que acepten es explicándoles lo ocurrido, si lo hacemos ¿no crees que ellos quieran tomar ventaja?
—Usted puede convencerlos, ellos le tienen afecto —intervino Ichiru.
—Estas muy lejos de la realidad Ichiru, si piensas que me tienen afecto por que acuden a una academia dirigida por un excazador, estas equivocado. La realidad es que ellos están aquí por Kaname, no por mí.
Kagome dejo de escuchar. Que tonta había sido, Kaien no la podía ayudar, pero Kaname...
No se permitió pensar en la negativa del vampiro, todo lo contrario, lo único que ocupaba su mente en ese momento era la forma de convencerlo para ayudarla.
Mientras tanto en otro lugar.
Asato veía con arrogancia la puerta que fuera cerrada detrás de su "rey". Después del rotundo fracaso para conseguir el fragmento ideo un plan para que fuera el mismo Kaname el que se lo entregara. Todos en el consejo estaban al tanto que Kaname no quería unirse a su hermana, el adorado afecto que le hubiese mostrado se había convertido en una repulsión que para nadie pasaba desapercibido. Y eso, Asato, lo usaría a su favor. Tenía a Kaname en sus manos, aunque el sangre pura no lo aceptara.
—Cómo van los cazadores en su "búsqueda" —preguntó Asato desviando la mirada de la puerta.
—Como ha ordenado, las pistas falsas han sido colocadas y los chivos expiatorios serán sacrificados en cuestión de días.
Asato sonrió, sus planes de alejar a los cazadores de aquella sacerdotisa habían surtido efecto. Muy pronto obtendría el fragmento y nadie lo detendría.
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El deseo que me llevó a ti (Inuyasha x Vampire Knigth)
RomanceUn mismo deseo, un mismo destino. Después de que Kagome viera a Inuyasha con Kikyo y Zero se enterara de que esos vampiros que tanto daño le causaron regresarían a la academia Cross, ambos piden un deseo, sin imaginar que este cambiará su mundo y lo...