La Recluta A-0. PRUEBA DE FUEGO. [Terminada].

Capítulo uno.

El ruido agudo de lo que parecía ser una sirena de incendios me hizo abrir los ojos. Tumbada en un suelo acolchado blanco observe mi reflejo en lo que era un gran espejo, que se elevaba como una gran pared. Con una expresión de desconcierto puro mi reflejo me devolvió la mirada. Comencé a incorporarme, lentamente. Llevaba unos holgados pantalones, también una blusa y zapatillas, todo completamente blanco. Me giré en redondo, un sentimiento de aturdimiento me embargo.

Encerrada en una habitación de cuatro paredes espejo, sin ninguna salida, no había puerta o cualquier abertura que me indicara como salir o peor, que me diera una pista de cómo fue que entre.

La cabeza me daba vueltas. ¿Cómo había llegado aquí?, ¿Qué era esto?

Pero no podía encontrar las respuestas. No recordaba…nada.

La desesperación comenzó a embargarme, mi cerebro estaba en blanco. Algo iba terriblemente mal, lo presentía.

-¡AYUDA!

Impotente, desorientada. ¿Alguien podría escucharme?, ¿había alguien ahí dispuesto a ayudarme? Repetí el grito hasta que la garganta comenzó a arderme.

Debía haber una salida, esto no tenía sentido. ¿Cómo había entrado sino?

Apreté mis puños mirando con decisión una de las paredes, descargando luego un golpe tras otro, cada vez más frustrada al ver que el vidrio no cedía.

Gotas de sudor corrían por mi cara. Probé suerte con otra pared y luego otra y luego otra. Mis nudillos comenzaron a sangrar y mis ojos reprimían las ganas de llorar.

Caí de rodillas agotada, jadeante. El dolor de mis magullados nudillos en cambio no se comparaba con la sensación de miedo que comenzaba a carcomerme.

Con horror comprobé que mi cerebro no podía encontrar la respuesta a la más básica de mis preguntas;

¿Quién era?

Instintivamente observe mi reflejo en el espejo. Había una inscripción en el pecho de mi blusa que hasta el momento había pasado por alto. Me levante un salto y me acerque a la pared, examinando el grabado;

‘’PROPIEDAD DE CRUEL’’

CRUEL…

Mi cerebro disparó instantáneamente algo, pero al momento de querer retenerlo se escapó.

¿Qué demonios era CRUEL?, ¿Por qué me etiquetaban como ‘’su propiedad’’?

Observé de nuevo mi otro yo del espejo. Miré con atención mi apariencia física. Mi estatura podría variar del metro sesenta y cinco o setenta. Mi cabello castaño me caía por los hombros y mis ojos, de un color oscuro, reflejaban una expresión dura.

Entonces, de la nada, algo conciso logro escapar de las lagunas de mi memoria.

Mi nombre era ______. 

Conmocionada trastrabille hacia atrás, de bruces contra el suelo acolchado. En un movimiento brusco para incorporarme una de las extremidades de mi blusa se recogió, dejando al descubierto unas pulcras letras negras. Me quede helada.

Violentamente me quité la blusa, llevándome el brazo a centímetros de mis ojos para leer con atención lo que ahí decía;

‘’DEBES MATAR AL LIDER, DEBES MATAR A MINHO’’.