Corro las cortinas y abro las ventanas de par en par, permitiendo que la luz del mediodía se filtre en el interior de la habitación. Camino hasta la cama y busco apoyo en uno de los postes del dosel. Le admiro en silencio a través del fino encaje que cuelga sobre la cama.
Su blanquísima piel contrasta con el color tan oscuro de las sábanas, boca perfecta entreabierta, una mano bajo su rostro angelical, su pelo aún conserva algunas trenzas del elaborado peinado que llevara anoche.
Muevo las cortinas de encaje y subo a la cama, colocándome a gatas sobre ella.
Roso suavemente el lóbulo de su oreja con mis labios y susurro.
-Despierta ya dormilona.
Abre los ojos muy despacio, pero les vuelve a cerrar cuando la luz del sol le molesta, torciendo sus labios un mohín muy adorable. Qué linda.
Sonrío divertido, lo que hace que ella se incorpore para mirarme.
-Buenos días.
-Buenas tardes. – corrijo – Ya pasan las doce. Me vi forzado a despertarte, no has comido nada desde anoche. – une el entrecejo – Me estaba preocupando.
-Estoy bien. – dice estirándose – Pero aún tengo sueño. – hace pucheros –
-Te acostaste muy tarde anoche. – recuerdo –
-Fue refrescante tener a mi padre cerca. – ríe animada –
-Tu padre me odia.
-No, no lo hace.
-Sé cuándo una persona me desea. – hago una pausa – Y tu padre me desea... muerto.
Me levanto de la cama para no reírme en su cara al verle poner semejante expresión de enfado.
Su padre sí que me odia, tanto como Rebecca Cortés, o más, si es que cabe la posibilidad. Lo que me hace preguntarme una vez más por qué aceptó la descabellada idea de unirme en matrimonio a su única hija.
-¿Dónde vas? – pregunta al verme vestir la americana que le falta a mi traje –
-Tengo una reunión de negocios. – respondo –
-Lo normal. – se queja desplomándose teatralmente en la cama –
-Creí que te daba placer verme trabajar. – le recuerdo –
-Tráeme algo. – pide desde la cama al verme alejarme –
-Ya veré. – digo abandonando el dormitorio –
Al cerrar la puerta tras de mí sonrío ante una idea. Vuelvo dentro de mis habitaciones y no me detengo hasta que llego al dormitorio. Ella se vuelve a incorporar en la cama al ver como me le acerco.
-¿Olvidaste algo? – pregunta –
-Algo sumamente importante. – digo – Olvidé despedirme.
Me le acerco con mucha rapidez. Coloco una mano tras su cabeza y le miro directamente a los ojos.
Es tan bueno percibir como deja de respirar al tiempo que todo el rubor posible se acumula en sus mejillas. Río complacido y me inclino para besar suavemente su frente.
***
Hace diez minutos que Ethan se marchó para esa reunión de última hora y mi corazón no ha disminuido su arritmia. Desde que me besó la noche de ayer tras el suceso con Se Carlos he estado sumamente pendiente de cada uno de sus movimientos.
Es estresante.
Mi móvil se escucha en algún lugar de la habitación, por lo que tengo que levantarme para buscarle.
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Luz [COMPLETA]
RomanceEs apuesto, sexy e irresistible. ¿Lo peor? Él lo sabe. Evangeline sabe que pude caer rendida ante sus pies. Ahora... ¿Cómo lograr que un Demonio de la Lujuria te deje entrar en su vida? Simple, le obligas a casarse. Ethan no sabe lo que es el amo...