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Lea entró apurada a la estación, sus ojos fijándose instantáneamente en Sheriff Stilinski segundos después. El mayor miro a la chica y sonrió amablemente, moviendo su cabeza hacia un costado.
—Hola, Lea. Gracias por venir.
Lea suspiró.
—Por supuesto. No todos los días tengo que sacar a mí novio de prisión, pensé que debería saborear el momento —murmuró, pasando una mano por su cabello—. Lo siento, fue una noche larga.
El Sheriff hizo un gesto con su mano hacia la chica, dejando pasar lo que había dicho.
—No te preocupes. Ven, está por aquí —dijo, dirigiendo a la chica hacia las celdas.
Isaac estaba habitando la última, sentado en la banca con su cabeza entre sus manos, sus dedos enterrados en sus rizos dorados.
—Okay, Lahey. Eres libre de irte —dijo el Sheriff, causando que el rubio mirara hacia arriba.
Los ojos de Isaac cayeron en Lea y sonrió tímidamente, saludando suavemente con su mano a la chica
—Hey.
—Hola —Lea dijo sería, para luego enarcar una ceja hacia el rubio.
El Sheriff notó la expresión de "estoy tan harta de esto" en el rostro de Lea, y sonrió, subiendo sus cejas.
—Los dejaré —dijo, para luego desaparecer por el pasillo.
Lea entró a la celda, tomando asunto junto a su novio.
—La verdad, no voy a mentir, considerando que nuestra vida es un gran problema tras el otro, más o menos esperaba que esto pasará en algún punto —se encogió de hombros—. Pero, ¿Arrestado por conducir borracho? ¿Estás bromeando?
—Hey, no bebí tanto —Isaac intentó defenderse.
—Stilinski dijo que cuando te hizo estacionar, saliste del auto con tus manos sobre tu cabeza y dijiste "¡Espera, no dispares!, ¡no soy un zombie!" —Lea dijo seriamente, enarcando una ceja nuevamente.
Isaac se sonrojo.
—Okay, tal vez tuve un par de shots.
—Define un par.
—… Seis.
—Dios mío, Isaac —Lea gruño, pasando una mano por su rostro
—Hey, lo siento, ¿Okay? Estaba estresado. Con toda la mierda que está pasando ahora mismo, creo que tengo el derecho a estar estresado —dijo Isaac, subiendo sus cejas.
Lea asintió, entendiendo, mientras pasaba sus brazos por los de él; apoyando su cabeza en el hombro del rubio.
—Sí, lo sé. Y tienes razón —dejó un beso en su hombro—. Escucha, cuando quieras emborracharte, estoy aquí. Pero prefiero hacerlo en casa donde no tenemos que manejar y potencialmente chocar.
Isaac sonrió suavemente, enterrando su rostro en el cabello de su novio y dejando un beso en su frente.
—Okay, eso es justo.
—Bien —Lea murmuró, levantando su cabeza del hombro del rubio así podía mirar sus ojos azules con los de ella—. Te amo. Lo sabes, ¿Verdad?
—Lo sé —Isaac murmuró, presionando sus labios suavemente sobre los de ella—. También te amo.
Lea sonrió suavemente sobre sus labios, subiendo una de sus manos para enterrarla en su rubio cabello.
—¿Hey, bebe?
—¿Hm?
—La próxima vez que quieras emborracharte, no lo hagas sin mí.
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