CAPÍTULO 9

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Por más que lo intentó, María José no podía parar de llorar, se sentía devastada; las lágrimas brotaban de sus ojos como si se hubiera instalado dentro de sí misma una fuente inagotable de tristeza y soledad, aún así, llorando, desde el mismo instante en que escuchó a Daniela marcharse con las llaves de casa, ella decidió que era el momento de ponerle fin a todo, el momento de asumir el amor que sentía por Daniela, lo que siempre fue y lo que siempre sería un imposible.

María José subió al estudio, se conectó a internet desde el ordenador y comenzó a buscar un departamento para mudarse, pensando incluso en la posibilidad de marcharse a un hotel, esa misma noche. Daniela tenía derecho a hacer su vida, a salir con quien quisiera, pero lo que María José no estaba dispuesta a aceptar era ser testigo de ello. Ver cómo perdía a la persona que María José con toda su alma sería demasiado doloroso. Mientras pensaba en eso, de pronto recordó una frase que había leído alguna vez "No se puede perder lo que nunca se ha tenido", era verdad.

.........

-¡Mierda! he sido una tonta -exclamó Daniela, pensando en voz alta.

Al escucharla, Laura preguntó.

-¿Pasa algo?

Daniela no estaba dispuesta a alargar este asunto un minuto más así que, decidida.

-Sí Laura, disculpa, tengo que regresar a casa.

-¿Se te quedó algo más?

-No, bueno sí; debo regresar... pero no saldré contigo. Mil disculpas, esto fue un error. Por favor, llévame a casa.

Con gesto de evidente enfado y sin entender nada, Laura dio media vuelta para llevar de regreso a Daniela. En el camino, ninguna de las dos pronunció palabra alguna.

Después de bajar del coche y disculparse por última vez con Laura, Daniela entró corriendo a su casa; buscó en silencio a María José en su habitación, pero no estaba allí, la buscó en los jardines, en la cancha de tenis, pero tampoco la encontró; luego subió a la segunda planta y al abrir la puerta del estudio, al fin la vio, ella estaba frente al ordenador ... llorando.

Al ver esas lágrimas se le arrugó el alma, ahora sabía la razón de ese llanto, sabía que era quien lo había causado.

Cuando María José la vio, exclamó intrigada.

-¡Dani! ¿Qué haces aquí?

-María José, por favor acércate, necesito preguntarte algo y es preciso que me digas la verdad.

María José se levantó de la silla y se paró frente a Daniela.

-María José, dime por favor, ¿por qué estas llorando?

-Dani, no has debido regresar, ya te dije que estoy bien.

-No lo estás, y creo saber el porqué; sólo necesito que me lo digas.. por favor.

María José bajó la cabeza y guardó silencio, pero la levantó y miró a Daniela de nuevo

-¿Estás llorando por mi causa, verdad?

-No.

Daniela sabía que estaba mintiendo, y ahora, que lo había entendido todo, no estaba dispuesta a conformarse, de modo que colocó sus manos sobre sus mejillas, rozando su cuello con los dedos, al hacerlo, no le quedaron dudas, al percibir como el cuerpo de María José se estremecía bajo su tacto. Con un movimiento sutil de sus manos hizo que ella la viera a los ojos; esa mirada confirmó, de nuevo, lo que ya sabía. Sin dejar de sentirla, de mirarla frente a frente, Daniela entendió algo más...

El Amor Va Por Dentro [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora