- Mario mejor disfrutemos nuestro ultimo día juntos - dije.
- Esta bien, termina de comer y te cambias que vamos a salir - dijo un poco triste.
Cuando termine de comer hice lo que Mario me pidió y salí del cuarto.
- Ya estoy lista ¿vamos? - pregunte.
- Vamos - dijo y salimos de la casa.
Mientras Mario iba manejando íbamos en silencio, cuando estábamos entrando a Bogotá le pregunte.
- ¿a donde vamos? -- A mi lugar favorito - respondió Mario.
Entramos a Bogotá y pasamos por el hotel en el que debería estar yo en este preciso momento y luego seguimos.
Llegamos a un lugar que no conocía muy bien, pero era totalmente hermoso.
- Llegamos, mi lugar favorito, tampoco he traído a nadie aquí, solo a ti - dijo.
- Es hermoso Mario desde aquí se puede ver toda la ciudad - dije.
- Si, y de noche es mejor - dijo.
Nos sentamos en unas rocas grandes que estaban en el lugar y empezamos a mirar a la ciudad desde ahí.- Que lastima que ya este por acabar nuestro tiempo juntos - dijo Mario.
- Si - respondí.
- y que le dirás a tu esposo? - pregunto.
- No se, algo le invento - dije.- Prometeme por favor que si llegas a quedar embarazada de mi me lo dices y me dejas ver a mi hijo aunque crea que su papa es otro - dijo Mario.
- Te lo prometo - dije.
Dos horas después de tanto silencio Mario me dijo.
- Me darías el ultimo beso? Ya te tengo que llevar con tu futuro esposo - dijo.
Yo no le respondí nada y lo bese, fue muy dulce, fue apasionado y lleno de amor, un beso que jamas Juan Sebastian me podría dar.
- Vamos - dijo al terminar nuestro beso - te llevare a comprar el celular que te bote -
Erikah.