Reasignación

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Algo no estaba bien, ella lo sabía, su instinto siempre confiable le decía que las cosas saldrían mal, le era imposible mantenerse tranquila cuando observaba a los guardaespaldas del hombre rubio rondando constantemente los pasillos, no sería raro si no fuera porque ellos mostraban extremo interés en los objetos de valor, además de revisar constantemente puertas y ventanas, incluso se detenían en algún punto específico por demasiado tiempo.

En este momento ella estaba ayudando a los demás sirvientes con algunas tareas simples, solo sacudir o limpiar algunas cosas y habitaciones pequeñas, nada que involucrará atender a los invitados, Jake se había mostrado extremadamente protector después de que regresaron del club, el chico enfureció cuando ella le contó lo que había sucedido, estuvo tan molesto que salió de la habitación por casi una hora y cuando regresó los nudillos de su mano derecha estaban sangrando, además de que su arma estaba completamente vaciada, había usado todos los cartuchos aunque ella recordaba que solo había disparado una vez en el club; no le dijo nada y solo lo atendió como normalmente lo haría, curando su herida y preparándole un baño, ya luego el chico le dijo que no volvería a acompañarlo y si lo hacía porque era necesario, ella no se apartaría de su lado o tendría que ir acompañada por guardaespaldas.

Soltó un largo suspiro, aún se sentía asqueada cuando recordaba el incidente pero lo estaba superando; continuó con sus tareas para dejar esos pensamientos atrás, justo entró a una habitación que estaba a oscuras cuando sintió un escalofrío, algo no estaba bien y se lamentó cuando vió a un par de hombres grandes y fuertes dentro de esa habitación, ellos notaron que habían sido descubiertos y ella no sabía cómo salir de esa situación ahora que la habían visto.

-Lo siento, no quería interrumpir su conversación, me iré ahora- apenas había abierto la puerta cuando uno de ellos la cerró de un golpe y la tomó de la cintura alejandola de la puerta, ella empezó a lanzar golpes y patadas- ¡Sueltenme! ¡Déjenme ir! ¡No me toque!- el mismo hombre usó su otra mano para cubrirle la boca mientras seguía llevándola al otro extremo de la habitación.

-Me gustan las chicas rudas- comentaba entre risas el hombre que la sujetaba- ¿Qué hacemos con ella? No era parte del plan atacar a las sirvientas- ella aún forcejeaba.

-Seria un desperdicio deshacernos de ella, es demasiado hermosa- una sonrisa apareció en el rostro del otro hombre- Creo que podríamos tomarla como nuestra recompensa, después de todo no es un trabajo fácil asesinar al hijo y el padre Robinson- el miedo invadió a la castaña, no por ella, tenía miedo por lo que planeaban hacerle a Jake, tenía que advertirle, tenía que buscar a Bruce o a cualquiera que pudiera hacer algo.

-Me parece una excelente idea- comentaba el otro mientras sin ningún cuidado la tiraba hacía un escritorio que se encontraba en la habitación- ¿Quién va primero?- la chica cayó al suelo junto con todas las cosas que estaban en el escritorio.

-¿Para que tomar turnos? Podemos ir ambos- los dos se acercaron a la chica en el suelo, quien intentaba retroceder buscando rápidamente con su mirada algo que le sirviera para defenderse- Te tengo- uno de ellos jaló de su pierna para acercarla a él.

-¡Déjenme ir! ¡No me toquen! ¡Alejense de mi!- trataba de patearlos mientras desesperadamente seguía buscando algo, uno de ellos soltó las correas de su falda, ahora con la rabia presente en su ser por fin logró encontrar algo, un abrecartas estaba cerca de ella, solo tenía que estirarse más, así que con todas sus fuerzas le dió una patada en el rostro al que la sujetaba, apenas se libero se arrastró hasta alcanzar el abrecartas justo en el momento en el que uno de ellos se lanzaba hacía ella- ¡Les dije que me soltarán!- sin importarle nada apuñaló justo en el cuello al hombre, de una patada se lo quitó de encima y retiró el abrecartas del cuerpo, se acercó al otro quien intentó golpearla, esquivó, utilizó la velocidad que llevaba el sujeto para patearlo en la pierna y hacerlo tropezar, apenas se tambaleó ella utilizó su cuerpo para empujarlo por la espalda hasta hacerlo caer al suelo, no conforme con eso se tiro sobre él y con toda la ira acumulada clavó el abrecartas en el cuerpo del hombre varias veces seguidas, el tipo ya estaba muerto pero ella siguió apuñalandolo hasta que se sintió satisfecha- ¡Debo ir por Bruce!- sin importarle su apariencia y tomando una de las pistolas de los hombres muertos, además de llevar el abrecartas con ella salió de la habitación.

Eres mi misiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora