Revisando mis archivos en la computadora, me encontré fotos nuestras, también algunos de nuestros chats y se sintió como una vida pasada. Reviví lo idiotas que fuimos y como de igual manera pudimos manejarnos mutuamente, recordé cuando quise sacar todo lo que me pasaba y salió un poema mal hecho que escondía un montón de verdades, queriendo decir todo lo que ahora puedo.
Fue confuso desde un primer momento porque recientemente había terminado una relación que en todos sus aspectos no era funcional, entonces yo inventé una historia de amor como por rutina, pero lo nuestro estaba lejos de eso. Estuvimos en una especie de amistad que ninguno buscaba ni esperaba por unos meses, cuando llegó el tiempo y me besaste sin ninguna razón y yo necesité saber que había sido eso, lejos de darme una respuesta concreta hiciste un acuerdo de no preguntas y no respuestas que me bastó por alguna razón y fue cuando empezó a crecer. Todas las mañanas nos podían encontrar en tu cama compartiendo nada y todo, debajo de las sabanas y con los pies enredados, escuchando música o en silencio pero siempre besándonos.
Por un buen tiempo me recordaste lo que era estar con una persona que no solo pensaba en si misma y como era un beso de verdad, me hiciste aprender lo que me gustaba y lo que no, lo que realmente quería y no lo que debía, como estaba dispuesta a que me agarren y cuando, como quería ser abrazada y acariciada. Aprendí mucho de mi misma estando con vos y el hecho de haberme sentido respetada me dio mas confianza y amé la sensación. Por una gran equivocación proyecte todo ese amor en vos, cuando lo mencione pensé que todo se iba a terminar pero al parecer no te importó y a decir verdad a mi tampoco. Así que seguimos con nuestro raro acuerdo y lo llevábamos más lejos de lo que podíamos.
Creo poder decir que fuimos lo que el otro necesitaba y anhelaba, sin preguntas ni explicación, solo dando y recibiendo, sin necesidad de pensar. Recuerdo que nos mantuvimos en secreto muchísimo tiempo, íbamos a los shows de un amigo tuyo con mi hermana y nuestro circulo en común y no hubo una noche en la que no pusieras tus manos en mi cara y me dieras un beso, ni una noche en la que no me abrazaras mientras caminábamos, siempre siendo cuidadosos, como si los únicos que podían saberlo fuésemos nosotros y al mismo tiempo no nos importaba quien sabía o quien nos veía, de hecho creo que fuimos muy obvios. Como la noche en la que sin pudor alguno hiciste que mi hermana y tu amigo volvieran por su cuenta dejándonos a ambos dos solos, yo usaba un buzo tuyo y vos solamente me mirabas, prestando mucha atención a algo que nunca supe y siguiéndome a todo lo que hacía. Cuando volvimos, más ebrios todavía, nos escabullimos en silencio a tu cuarto, recuerdo tus manos agarrándome con fuerza evitando que me golpeara o cayera, tu voz repitiéndome que no haga ruido hasta que entramos y nos acostamos uno encima del otro, sin poder mantener nuestras manos fuera del cuerpo del otro mientras veíamos como la luz empezaba a entrar por la ventana e hicimos nuestra rutina de siempre, esperando que tu mamá saliera a trabajar para poder ir a la cocina a seguir con lo mismo. Y volviendo a mi casa me dijiste de manera encriptada que te gustaría vivir para siempre en esa noche.
Extraño esos días en donde éramos miserables juntos y nos entendíamos sin tener que explicar mucho. Donde hubo mucho amor pero no romance, donde era muy difícil mantener nuestros cuerpos separados y donde tu mirada siempre tenía significado y donde muchas veces me trague la urgencia de decir te amo en medio de un beso.
En mi cabeza no lo viví como realmente fue, y si hubiese sido el caso, también hubiera sabido lo necesitada que estaba de una muestra de afecto y en consecuencia no hubiese mezclado todo en el mismo tazón.
No sé cuando, pero me di cuenta que ya no querías seguir y como empezó a ser diferente y distante, así que como todo lo que hicimos desde principio a fin fue simplemente dejarlo estar y no preguntar ni explicar, seguimos con eso hasta que ya había terminado.