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Estábamos aún recostados en el pasto mirando el bonito cielo, la primera hora ya había pasado y sinceramente no tenía ganas de volver a clase estar junto a chris me hacía sentir paz y mucha tranquilidad.

Ninguno de los dos mencionó absolutamente nada de lo que había sucedido minutos antes sólo disfrutábamos de nuestro cómodo silencio.

-Chris...- me recosté sobre mi lado izquierdo para verlo. Me miró a la espera -¿no tienes clase en este momento?

-Los dos tenemos clase en este momento- volvió a cerrar los ojos.

-Y... ¿No dejaron algún trabajo o algo?

-Creo que iban hacer un ejercicio o no sé qué- respondió sin abrir los ojos.

Me levante de inmediato. -¡Oh chris vamos! ¡Aún está a tiempo de llegar para el ejercicio!

-Ya después arreglo con la profesora, ahora dejame disfrutar estos momentos contigo.- tiró de mi haciéndome caer sobre su pecho.

Sus palabras hicieron que mi corazón diera un vuelco, como una tonta sonreí sobre su pecho y me acomodé aún más sintiendo su rico aroma varonil.

CHRISTOPHER

Estar con ángeles hacía que todos mis problemas dejaran de existir, que las ganas de seguir adelante aumenten y que el miedo de querer y ser querido desaparezca. Desde que la conozco me ha llamado muchísimo la atención y por fin puedo estar tan cerca de ella, pero, tengo miedo de que al saber un poco más de mi quiera huir y sinceramente después de tanto esfuerzo no la quiero perder.

Su cabello negro es maravilloso, su piel morena hace que me vuelva loco, tan chiquita que me da tanta ternura, sus ojos negro puro al igual que su cabello, su hermosa sonrisa, pero lo que más me encanta de ella es su manera de ser tan inocente al punto de no poder creer que ella sea así.

Su felicidad...

En lo poco que llevo con ella me estoy asegurando de que sea feliz, después de todo ella se merece ser tan feliz que me causa tanta nostalgia verla tan alegre y saber que en el fondo está sufriendo, un dolor que nunca sanará.

Mi angelita.

Desde que estoy con ella cambie tanto que hasta yo estoy sorprendido, con solo verla siento una alegría por dentro, estoy tratando de cambiar por completo solo para ser suficiente para ella... Para ser lo que se merece, o al menos intentarlo.

Sentía que ángeles estaba muy quieta y su respiración era profunda, me moví un poco para saber si se había dormido y, efectivamente, se durmió. A lo lejos pude escuchar un ruido pero no le presté atención y trate de acomodarla mejor sobre mi pecho; escuche como unas ramas se partían y mire a nuestro alrededor.

Mierda.

Sus cejas se le elevaron de la sorpresa presenciando la escena, cerré los ojos maldiciendo el momento en que entró y ahora tendría que despertarla para irnos.

-¿Christopher?- con falsa sorpresa, me llamó.

-Ni siquiera lo pienses- trate de despertar a ángeles.

-Quizás si el príncipe besa a la princesa, despertaría- se burló.

-Cierra la maldita boca, reynier- estaba a poco de perder la paciencia.

-Despiertala rápido antes de que vengan acá a buscarla- ajustó la puerta para que nadie viera dentro.

-Venga ángel- le susurre en el oído -ya nos tenemos que ir- se removió a mi lado -el director está aquí.

Sentí como su cuerpo se levantaba tan rápido que creí que caería al suelo de nuevo. Me miró sorprendida, asustada y enojada a la vez. -Pro-profesor...- escucharla tartamudear fue lo más chistoso.

-¿Me quiere explicar, usted, ésto?- reynier le habló muy serio. Imbécil.

-Y-yo... No es lo que parece... Yo se lo puedo explicar- estaba nerviosa, muy nerviosa.

-Nos vamos, tu profesor ya llegó y tus amigas te están buscando- se dio la vuelta -nos vamos ahora- siguió su camino pero no sin antes: -usted señor christopher, a la dirección.

Oh pedazo de mier...

-¿Chris?- murmuró ángeles -¿que pasará ahora?- se veía asustada.

-No te preocupes, yo me encargo- me levanté y caminé con ella hasta llegar con reynier.

-Le voy acompañar hasta su salón, diré qué le había pedido ayuda y por eso demoró en volver.- los vi entrar al edificio y yo seguí mi camino a mi salón.

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