¡Son Molestos a Morir!

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Hua Cheng abrió la puerta de su rudimentario hogar. Otro día en el que buscaría a Gege. Quizás esta vez sí lo lograría. Después de todo, ya han pasado 7 años en ello, cada vez siente que Xie Lian esta mas cerca. Pudo sonreír, la forma de San Lang siempre tiene esa sonrisa fácil y descuidada, pero cuando Hua Cheng salió a la calle vio con horror que todo su jardín estaba infestado de fantasmas.

Una mueca de profundo desdén se dibujo en el peligroso ojo del Rey Fantasma.

A la derecha, una fogata en una esquina, tirando demasiado humo negro. Tres mujeres demonias con los pechos desnudos, cuchicheando entre ellas. Un hombre pollo, dándose un baño matutino en un gran caldero de agua y un sapo de tres metros mordisqueando la copa de un árbol. A la izquierda cinco duendes se golpeaban entre sí, salvaje y ruidosamente, un jabalí infernal fileteaba a algún tipo de criatura en delgados trozos.

-¿Qué....

Los fantasmas al instante se detuvieron, como las ratas cuando son sorprendidas por un zorro hambriento. Todos se petrificaron y sus rostros blancos, fueron aun más desdichados, pero pronto, ese terror paso a ser el de una secreta admiración.

Hua Cheng sintió el cambio de clima, de miedo absoluto a caras rosadas y chispeantes en corazones. Se sintió aún más desconcertado.

Con las orejas puntiagudas, escucho, con vergüenza, los mumullos que intercambiaron algunos fantasmas entre si.

-He allí el gran Supremo. El hombre que viste de rojo como el infierno.

-Oh...Es tan alto, pero tan joven, ¡el amo es una criatura agraciada!

-Pero me han dicho que no es su verdadera forma, el amo siempre usa pieles, ¡imagina su forma real! ¡Ha de ser...

-¡Deliciosa!

Hua Cheng no pudo seguir escuchando. La verdad, es que Hong-Er jamás había sido elogiado o provocado tal comportamiento en otro y se sintió abochornado y molesto. -Fuera.

Farfullo apretando los puños.

Entonces los fantasmas entraron en consternación y todos gritaron apresurados extendiendo sus dedos retorcidos hasta el joven vestido de rojo.

-¡P-Pero Señor!

-¿Cómo le dices Señor? ¡Es amo!

-¿Solo amo? ¡Es gran amo!

Todos estuvieron de acuerdo -¡Gran Amo Chengzhu! ¡Estamos acá para ser sus esclavos!

Hua Cheng se empujó hacia atrás. -¿Amo? ¡Para que mierdas necesito un montón de basura en mi jardín!

Ellos se asustaron y al ser insultados, un extraño y secreto placer los embargos. Su forma original tendría la voz ronca y pesada pero la juvenil garganta de San Lang emanaba un tono mas suave y al mismo tiempo burlón, igual al de un joven príncipe.

-La voz del amo es música.

-Me ha dicho basura, he sido honrado.

Incluso el sapo de tres metros, verrugoso y feo, miro con ojos brillantes al Supremo.

Hua Cheng se sintió asqueado. Lentamente desenfundo E-Ming -¡Fuera de mi propiedad!

Todos los fantasmas gritaron y corrieron. La mala fama de E-Ming era legendaria desde hace unos años, nadie podía quedarse cerca de ella sin llorar de miedo. Pero a pesar que los fantasmas corrieron como cucarachas, ocultándose bajo piedras, grietas y hoyos, aun las puntiagudas orejas de Hua Cheng escucharon.

-Es el verdadero amo.

-El único y verdadero.

Hua Cheng escupió al suelo y cohibido se alejo caminando rápido. Mirando un mapa dibujado a mano, solamente pudo pensar, completamente confundido, "¿Yo un amo?". Negándose a aceptar, en vez de sentirse halagado, Hua Cheng se sintió burlado. "...El harapiento Hong-Er".

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