𝑨𝒏𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓 𝑳𝒐𝒗𝒆
Lim Jiyu tiene que sobrevivir un apocalipsis zombie junto con su pareja y amigos. Pero no pensó que sus sentimientos se verían afectados por ello.
-Tu mismo me alejaste, ¿Y ahora quieres regresar como si nada?
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Era una noche estrellada. Dos jóvenes enamorados descansaban sobre una manta, contemplando el cielo. Habían decidido celebrar sus 200 días juntos con un picnic en un pequeño parque. Entre risas, Woo-jin narraba una anécdota de su grupo de amigos. La historia había terminado, pero las risas de Jiyu aún resonaban. Mientras ella reía, él la observaba con una sonrisa cálida y un brillo especial en los ojos.
—Woo-jin, siento tu mirada —dijo Jiyu con nerviosismo, incapaz de ocultarlo. Siempre se ponía nerviosa cuando su pareja la observaba con tanta intensidad.
Woo-jin soltó una pequeña risa. —Es que me gusta admirar a mi hermosa novia.
Al escuchar eso, Jiyu llevó ambas manos a su rostro, tratando de ocultar el sonrojo que la invadía. Woo-jin se inclinó ligeramente, apoyándose sobre un codo, y con su mano acarició la mejilla de Jiyu. Luego pasó un brazo por encima de su cintura, acercándola hacia él en un abrazo.
—No te escondas, me gusta verte cuando te sonrojas.
Jiyu bajó lentamente las manos de su rostro y giró apenas la cabeza para mirar a su novio. Él le sonrió antes de inclinarse un poco más y depositar un beso en su frente.
—Nunca imaginé que llegaríamos a los 200 días.
—Yo tampoco. Dae-su sigue preguntándome cómo fue que acepté salir contigo —bromeó Jiyu, mientras él reía suavemente.
De pronto, el celular de Woo-jin vibró, interrumpiendo el momento. Con un leve puchero, dejó a su novia para revisar el mensaje. Era de su hermana, recordándole que debían regresar pronto para llevar a Jiyu a casa.
—Es hora de irnos, jagi. —Jiyu hizo un puchero, visiblemente decepcionada. No quería irse. Hubiera deseado pasar más tiempo con él, y mucho menos regresar a casa, donde sabía que su madre estaría. Pero se guardó esos pensamientos para sí misma.
—No quiero que tu tío me odie más —bromeó Woo-jin.
Jiyu no pudo evitar reír. Su tío, Jae-ik, era el hermano de su madre y siempre había actuado como una figura protectora. Cuando se enteró de su relación con Woo-jin, no tardó en "amenazarlo" con su mejor tono paternal.
Sin más opción, ambos comenzaron a recoger sus cosas. Woo-jin guardó los pequeños recipientes donde su madre había preparado la cena, mientras Jiyu doblaba la manta y la guardaba en una mochila. Con una mano libre, él le ofreció la suya, sosteniendo en la otra la canasta del picnic. Juntos caminaron hacia la parada de autobuses, listos para regresar.
Mientras tanto, en una casa lejana, un adolescente salía de su habitación con un pijama puesto, secándose el cabello mojado con una toalla. Dejó la toalla sobre la silla de su escritorio y se sentó en la orilla de la cama. Agarró su celular, que descansaba sobre las sábanas, y lo desbloquea para entrar a Instagram.
Entro en las historias de sus amigos hasta que una llamó su atención. Su-hyeok sintió cómo se formaba un nudo en su garganta al ver la foto.
La imagen, subida por Woo-jin, mostraba al joven dando un beso en la mejilla de Jiyu. Ella tenía una sonrisa radiante, de esas que casi cierran sus ojos. Debajo de la foto, la descripción decía: "Felices 200 días."
Su-hyeok dejó escapar un suspiro, dejándose caer sobre la cama con las piernas colgando del borde. Observó la imagen, incapaz de apartar la mirada. Una sonrisa amarga se dibujó en su rostro al ver lo hermosa que se veía Jiyu, pero el dolor en su pecho no se apagaba.
Sonaría egoísta, pero deseaba estar en el lugar de Woo-jin. Quería que fuera él quien compartiera ese momento con Jiyu, quien recibiera sus sonrisas y su amor. Sin embargo, jamás lastimaría a su amigo. Si eso significaba verlo feliz con el amor de su vida, entonces él lo aceptaría.
Aun así, no podía evitar arrepentirse. Arrepentirse de no haberle confesado su amor cuando aún había una oportunidad, cuando sabía que ella también sentía algo por él. Todo por ese maldito trato.