Capítulo 21:Libre del fuego

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Ruta 222

Sorzen caminaba lo más rápido que podía para seguirle el paso al Obstagoon que llevaba la cuerda que le sostenía ambas manos inmovilizadas y tiraba de su cuerpo. El joven Snivy estaba bastante preocupado por sus amigos, pues se habían quedado detrás luchado contra aquel Zangoose.

—No pierdas el tiempo pensando en ese grupo de enclenques —comentó Moult adivinando los pensamientos que abrigaba la mente del Snivy—. Será mejor que los olvides, pues sobrevivan o no a su encuentro con Anze, ya no volverás a verlos jamás. Una vez estemos de regreso en la capital de Verpevid, es muy probable que nunca más te permitan volver a salir a tomar el aire puro. 

Esperando ver alguna reacción de temor en el Snivy, el Obstagoon le dirigió una mirada de soslayo antes de retomar su marcha.

—¡Serás encerrado y conservado a salvo detrás de una vitrina gigante, como si fueses un miserable objeto decorativo! Un bonito principito dentro de una habitación de cristal... Bueno, no se de qué me sorprendo. Después de todo, ustedes, miembros de la realeza, son unas "criaturas muy finas" como para sobrevivir en este mundo tan duro.

Sorzen solo escuchó en silencio, sin demorar su avance. Lo cierto es que las palabras del Obstagoon eran bastante acertadas. No le cabía duda de que tan pronto llegase a Verpevid, además de ser reprendido, sería encerrado para siempre en esa opulenta mansión cubierta de cristal, donde no podría volver a salir al exterior. Moult continuó hablando mientras avanzaba por el solitario sendero.

—La verdad debo admitir que me sorprendió mucho ver hasta donde conseguiste llegar. Nunca pensé que un mimado príncipe lograse ir tan lejos, atravesando el bosque de Bergrim por su cuenta. Incluso lograste encontrar refugio en la Academia Plateada, según veo por la insignia que llevabas contigo. Un movimiento inteligente, sin duda. Los palurdos de la Academia seguramente prometieron hacer todo lo posible para brindarte asilo y protección. ¿No es así?

Moult se detuvo otro tanto para observar la expresión de Sorzen, y sonrió al ver la cara de incomodidad del joven Snivy.

—Oh... ¿No les has revelado tu identidad? Interesante... Entonces tu plan era simplemente permanecer de incógnito entre los demás estudiantes. Un plan arriesgado, me parece. Tarde o temprano descubrirían tu verdadera identidad. No me imagino como lo hiciste para falsear los documentos de presentación. Esos endemoniados papeles de identificación que circulan por los reinos de Adarve han sido un dolor de cabeza para mí y para muchos de mis colegas proscritos. 

Los gruñidos que se mezclaban entre las palabras del mercenario expresaban su profundo desdén por el papeleo. Sin embargo, pocos pasos después pareció calmarse y volver a usar su tono despectivo de antes.

—Como sea, mantenerlos engañados sí que pareció ser efectivo, lograste encubrir tu rastro de forma excelente.  Pero ahora me pregunto... ¿Qué pensabas hacer si te descubrían? ¿Disculparte y rogar su protección, o simplemente huir a otro pueblo? Dudo mucho que a los palurdos de la Academia les hiciera mucha gracia el ocultar a un príncipe sin tener conocimiento de ello. Es posible incluso que, por ocultar tu identidad, terminasen enviándote ellos mismos de regreso a casa. Lo que hubiese sido verdaderamente una pena. No solo porque tus propios guardianes te llevarían de regreso a tu prisión de cristal, sino porque la reina se rehusaría a pagarme. ¡Menos mal que eso no paso y que seré yo quien te entregue! ¡Jia jia jia!

La risa alocada del Obstagoon solo provocó más aflicción en Sorzen. Por mucho que le doliesen las palabras del criminal, no le faltaba razón.

Una vez que el Obstagoon se recuperó de su leve ataque de risa, captor y prisionero continuaron su camino hasta llegar al tramo más cercano a los muros de Nolmaria. Tal y como supuso Moult, no se veía nadie y la puerta estaba cerrada (debido a las órdenes del jefe Marrik). Con su eterna sonrisa, satisfecho con ver que sus planes se cumplían sin contratiempos, el criminal pasó discretamente por el frente del portón de madera, sin detenerse ni ser molestados por nadie. Con la luna asomándose en el cielo y los vestigios de la luz solar comenzando a desvanecerse, los pokémon atravesaron sin problemas la entrada de Nolmaria y se alejaron por el sendero, cruzando el puente sobre el río Loune y continuaron su camino hacia el este, hacia la ruta 222 y el reino Verpevid.

Pokémon Ausvandel: La academia PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora