Pov L
Mañana tengo que madrugar y necesito quitarme los efectos secundarios que me quedaron después de ver a J. Hace treinta minutos exactos me dejó en la portería de mi edificio y aún tengo aceleración cardíaca severa. No creo que sea bueno para mi salud lo que estoy a punto de hacer, pero no me importa: repasé cada segundo de lo que ocurrió después de que se me acercó al oído.
¿Me vas a besar hoy, o tampoco?
¿Hoy, o tampoco? Me hervía la sangre. Se detuvo el tiempo. Ella sabía que si esa noche lo que empezó siendo mi iniciativa no terminó en beso, fue porque nos había interrumpido. ¿Cómo se atrevía a decirme eso? La tenía completamente inclinada hacia mí y estaba terminando de hacer la pregunta cuando ya quería callarla. Con mi boca. Lo que teníamos era atracción física disfrazada de ira. Puse mi mano en su mentón. Y con una suave presión le volteé la cara a mi conveniencia. Escuché cómo ese pequeño movimiento le quitó el aire. Cuando la dejé donde quería, a centímetros de mí, su mirada se detuvo en mi boca. Quité la mano.
-Hazlo- me dijo, mirándome mal.
Puso su mano sobre mi pierna para poder sostenerse y se mordió el labio inferior con suavidad. Pensé que se me iba a parar el corazón. Tenía al frente a J pidiéndome, verbalmente, que la besara. No podía ser real. Estiré el momento lo que más pude. Se empezaba a desesperar y podía que en cualquier momento la que se iba a lanzar a mi boca era ella. Sin embargo, me tomé mi tiempo. Subí la mano por todo su brazo hasta llegar hacia su nuca. Le levanté la cabeza, y ahí sí me moví lentamente hasta posar mis labios en su cuello.
Su mano me apretó la pierna con fuerza involuntariamente. Le di pequeños besos debajo del oído, luego J me empujó hacia la puerta. Me miró con la respiración un poco acelerada. La miré un segundo a los ojos y finalmente me dirigí con deseo hacia su boca. Cerró los ojos y de repente mis labios estaba sobre los suyos. Y, al contrario de lo que provocaba la situación, la besé con toda la delicadeza existente, como si sus labios fueran frágiles y no quisiera hacerles daño. Se dejó besar. Deslizó sus dedos entre mi pelo y me besó como nunca antes me había besado. Literal. Ella respondió con un poco más de intensidad. Mi mente quedó en blanco. No podía detenerme y J no me permitió tampoco. Lo que inicio siendo un beso delicado se intensificaba cada vez más. J se separó y con su otra mano me haló hacia ella, separándome de la puerta. ¿Por qué se detenía?
Me estaba agarrando el saco cuando empezó a alejarse en reversa muy lentamente. Me dejó inclinarme hacia su dirección hasta que fue ella a que quedó recostada contra la puerta del conductor. Me miraba fijamente. Y con los ojos aún cerrados me haló fuertemente y nos volvimos a besar, esta vez con desespero. No quería dejar de besarla nunca.
Con mis manos apreté su cintura cuando, de repente, sonó su celular.
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Sí, si es contigo (Jenlisa)
Teen FictionJ es una chica de alta posición social, amante del cine de antaño y de las cosas vintage, y enredada en una relación algo compleja con un chico bastante desagradable llamado Kai. L es una joven de clase media, quien trabaja en un café y es lectora v...