• Blue Flower •

58 7 15
                                    

Keiji no podía respirar. Sintió que se estaba sofocando mientras cortaba y mordía todo, en un acto de desesperación, lo que podía y tenía a su alcance para salvarse, arañando y rasgando su garganta con sus cortas uñas y sus gritos ahogados en un intento de hacer que el aire circule. Sus pulmones estaban siendo apretados con fuerza y furia y le restringía las vías respiratorias. Las lágrimas de exasperación se deslizaron por sus rojas mejillas ya irritadas de tanto ser refregadas por la impotencia mientras trataba de respirar, abrió la boca buscando oxígeno, mas este no le llegaba. Le dolía, le dolía mucho; le ardía, le quemaba como si estuviera en el mismísimo infierno.

"Él no te ama".

Las palabras resonaron en su cabeza una y otra vez y se intensificaron en su mente cuando se acostó -o mejor dicho, cayó- en su cama, sofocado. Él gimió fuertemente de dolor y tosió casi ahogándose hasta que terminó vomitando una gran flor que se posó en sus delgadas manos, una preciosa flor azul bañada en sangre, el líquido rojo haciendo contraste con la palidez que su tez fue tomando con el pasar de los minutos, mientras trataba de tomar una respiración profunda. Las enredaderas aún estaban envueltas en sus pulmones y respiraba entrecortadamente y con excesiva dificultad. Akaashi solo podía llorar con más fuerza, sabía lo que eso significaba.

"Finalmente voy a invitarlo a salir". Esa voz y esas palabras hicieron que el corazón de Keiji se rompiera en un millón de pedazos al oírlas. Se repitió esa escena en su cabeza una, dos, tres y hasta mil veces. Lo golpeó en su pecho tan fuerte que pudo sentir como todo se desvanecía dentro de su ser, mientras miraba a su mejor amigo y chico de sus sueños acercarse a ese muchacho. Lo miró a través de las lágrimas que amenazaban con salir, pero sin embargo le sonrió y le dió todo su apoyo, como siempre lo hizo, esta no sería la excepción. Él no era así. No podía ser así, no cuando Bokuto le había hablado tantas maravillas de ese bloqueador central, de cómo se llevaban tan bien incluso desde antes de hacerse cercanos. Toda mínima esperanza que Akaashi había tenido de que su mejor amigo y amado se declarará ante él o que sintiera un poco de lo que él sentía, se desvanecieron en cuestión de segundos. Lo había citado a un lugar apartado dentro del salón donde solían entrenar, incluso pensó que quizás, solo quizás, iban a volver a besarse.

Porque sí, ellos se habían besado cuando Bokuto, en una de sus tantas pijamadas semanales, le confesó muy penosamente que aún no había dado su primer beso y se sentía estúpido por ello. Akaashi se río de lo tierno que se vio en esa situación, y luego de intentar convencerlo de que no tenía nada de malo no haber dado dado primer beso aún, se ofreció a ayudarlo y enseñarle a como hacerlo -aunque él no fuera experto, en realidad-. Kōtaro se sintió tan encantado que aceptó, ¿acaso hay algo mejor que experimentar con tu mejor amigo?. El ojiazul creyó haber tocado el cielo con sus manos desde el primer segundo que estuvo sentado sobre el regazo del mayor -a petición de este, ya que creía que iba a ser más cómodo estando en esa posición-, quien lo había apretado contra sí con tanto amor y delicadeza que sintió que podía llorar de la emoción al sentir tantas cosas en ese momento. Cuando sus labios apenas se rozaron, todo su cuerpo entero se paralizó, y solo se dedicó a disfrutar de la dichosa oportunidad que se le había presentado. "Eso fue realmente increíble. Tú eres tan increíble, Kei. Creo que podría volver a besarte." fue lo que le dijo entre entrecortadas respiraciones cuando se separaron del intenso beso que tuvieron luego de un par de simples besitos cortos, siendo ese el último que se dieron.

Las cosas siguieron con normalidad luego, pero al parecer el azabache había sido el único ilusionado con que algo más podía llegar a pasar.

Estuvo presente en todo momento, desde que había ido hacia el chico y le murmuró algo que la hizo reir, notando como este miraba hacia su dirección con una sonrisa triunfante en su rostro. Las últimas palabras que Keiji escuchó antes de correr al baño mientras retenía su llanto y aguantaba la presión dentro de su cuerpo fueron:

BLUE FLOWERS 》BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora