PAPÁ | JOAQUÍN CORREA

[005] ɪᴛᴀʟɪᴀ

03/09/21

ALEXA

Había pasado algunos días desde que terminamos de organizar la casa, y finalmente todo estaba en su lugar. Cada detalle, desde los muebles hasta los cuadros, reflejaba el estilo sofisticado y moderno que Joaquín y yo queríamos. Era nuestro primer hogar juntos, y aunque me encantaba cómo había quedado, sabía que lo mejor aún estaba por venir.

Esa mañana, después de un desayuno rápido, Agustina llegó acompañada de Nina, quien traía consigo esa alegría contagiosa que iluminaba cualquier lugar. Nos sentamos en el living, rodeadas por las ventanas que dejaban entrar la luz del sol y mostraban una vista impresionante de Milán.

-Che, Alexa, ¿sabés que esta casa parece sacada de una revista? -comentó Agus, mientras Nina jugaba con un peluche en la alfombra de diseño.

Sonreí con orgullo.

-Gracias, Agus. Aunque todavía me falta terminar de desempacar algunas cosas. Igual, ya siento que estamos en casa.

Agus me miró con esa mirada típica de hermana mayor, como si estuviera evaluando algo más profundo.

-¿Y cómo la llevás? Porque una cosa es decorar y otra mudarte a otro país. ¿Extrañás? ¿O ya te acostumbraste a esta vida de lujos en Milán?

Suspiré, tomando un sorbo de mi café.

-Obvio que extraño, sobre todo a mamá y papá. Pero también me encanta estar acá. Todo es tan... diferente, ¿no? Y con Joaquín, todo parece más fácil.

Agus asintió, mirando a Nina con ternura.

-Es verdad. Además, vos siempre fuiste la más aventurera de todas. ¿Y ahora qué? ¿Volvés al ruedo con todo? -preguntó, levantando una ceja.

Asentí mientras me sentaba junto a ella.

-Sí, tengo una pasarela en unos días. Hoy tengo pruebas de vestuario. Y además, ¿te acordás lo que te conté? Lo de Vogue Italia.

Agustina dejó su taza en la mesa y me miró con entusiasmo.

-¡Obvio! ¡La portada! Che, somos lo más. Las Gandolfo conquistando Italia. ¿Qué sigue? ¿Un reality show como las Kardashians?

Solté una carcajada.

-Pará, no te agrandés. Igual, admito que me emociona un montón. Siempre soñé con algo así.

-¿Y qué onda con tus planes? ¿Seguís con lo de tu línea de maquillaje?

-Sí, ya estamos cerrando el lanzamiento de la nueva colección. Y además, tengo varias propuestas en películas y campañas. Pero, ¿y vos? Me dijiste algo de abrir un negocio acá en Italia, ¿no?

Agustina sonrió, como si le hubiera leído la mente.

-Sí, estoy viendo locales en Milán. Algo relacionado con la gastronomia, traer las comidas argentinas con un toque italiano. Todavía estoy evaluando. Pero te digo que Nina es mi proyecto más importante por ahora.

Nos reímos juntas, disfrutando del momento, hasta que la puerta se abrió de golpe. Joaquín y Lautaro entraron, trayendo consigo esa energía que siempre los caracterizaba. Nina corrió hacia su papá, quien la levantó en brazos con una sonrisa enorme.

-¡Miren quiénes volvieron de entrenar! -dijo Joaquín, acercándose a besarme en la frente.

-¿Qué onda, chicas? ¿De qué están hablando? -preguntó Lautaro, acomodándose en el sillón con Nina en su regazo.

-De negocios, maquillaje, pasarelas... cosas de chicas exitosas, ¿viste? -respondió Agus con un tono burlón.

Joaquín me miró con orgullo.

-¿Vieron? Yo les dije que estás hermanitas iban a conquistar Italia antes que nosotros.

-Pará, Tucu, no exagerés. Igual, ya que estamos, les contamos algo -dije, lanzando una mirada a Agus-. Nos invitaron a hacer la portada de Vogue Italia. ¿Sabían que tienen a dos modelos viviendo acá en Milán? -respondi, con el tono burlón de siempre.

-¡Ah, pero qué nivel! -bromeó Lautaro, mirando a Joaquín-. Tucu, mirá dónde te metiste, hermano. Yo te avisé que las rubias te iban a complicar la vida.

Joaquín soltó una carcajada mientras se dejaba caer en el sillón junto a mí.

-Y vos sos un cara dura. ¿No eras el que decía que nunca saldría con una modelo? Mirá dónde terminaste.

Todos estallamos en risas, y Nina comenzó a aplaudir, aunque claramente no entendía de qué nos reíamos.

-Che, hablando de agendas apretadas, el 12 tenemos partido. ¿Van a venir, no? -preguntó Lautaro, cambiando de tema.

-Obvio -respondí-. Ya sabés que no nos perdemos ni uno. Además, tengo que asegurarme de que Joaquín no se mande ninguna cagada.

-¿Cómo que ninguna cagada? -intervino Joaquín, fingiendo estar ofendido-. Si siempre la rompo.

-Bueno, bueno, no te agrandés tanto, Tucu -lo molestó Lautaro-. Mirá que yo sigo siendo el capitán acá.

La charla se alargó un rato más, entre risas y bromas.

-Cambiando de tema, ¿vamos a comer algo? -sugirió Joaquín-. Pero ya les aviso, afuera está lleno de fotógrafos.

-Siempre es así -comentó Agus, levantándose con Nina en brazos-. Vamos, total ya estamos acostumbrados.

Salimos juntos hacia un restaurante exclusivo en el centro de Milán. Como era de esperarse, apenas bajamos de los autos, los paparazzis estaban ahí, disparando sus flashes y gritando preguntas.

-¡Alexa! ¿Es cierto que estás pensando en tener hijos con Joaquín?

-Agustina, ¿estás planeando agrandar la familia?

-¡Lautaro, Joaquín! ¿Cómo manejan el inicio de la pretemporada?

Nos miramos entre risas, tratando de ignorarlos mientras entrábamos al lugar. Una vez sentados, la conversación siguió con la misma vibra. Mientras esperábamos la comida, Nina se convirtió en el centro de atención. Joaquín la hacía reír con muecas y ruidos graciosos, mientras Lautaro le enseñaba a dar "high five".

-Che, ¿viste lo que nos preguntaron? -dijo Agus, mirando a Lautaro con una sonrisa divertida-. ¿Te imaginás otro bebé?

Lautaro sonrió, jugando con Nina.

-Por ahora estamos bien con esta princesita, ¿no, Nina? Igual, nunca se sabe.

-¿Y vos, Tucu? -preguntó Agus, cambiando el foco hacia Joaquín-. Ahora que Alexa está instalada acá, ¿pensaron en tener hijos?

Joaquín se encogió de hombros, mirándome con una sonrisa.

-Sí, obvio que lo pensamos. Pero creo que Alexa tiene que enfocarse en su carrera un poco más. Aunque no te voy a mentir, cada vez que veo a Nina me dan ganas de ser papá.

Sonreí, tomando su mano bajo la mesa.

-Todo a su tiempo. Por ahora estamos bien así.

La comida transcurrió entre risas, bromas y planes. Joaquín y Lautaro hablaron de su próximo partido, mientras Agus y yo discutíamos ideas para nuestros proyectos. Era el equilibrio perfecto entre familia, trabajo y amor, y aunque los paparazzis seguían esperando afuera, por un rato logramos olvidarnos de ellos.