Capítulo 1

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Los trillizos acababan de nacer.

Su madre Kushina, había sido secuestrada, y Minato su padre era el único que podría ayudarlos.

Minato sostuvo el cuerpo de su mujer tratando de que lo ayudará.

Sus hijos estaban en aquel altar.

Hizo el Shiki Fushin invocando al Shinigami, quien miro al humano frente sus ojos negros.

El hombre miraba a sus hijos y esposa.

—¿Que quieres miserable humano?—El demonio no tenía paciencia para ella misma y debía soportar al humano.

—Shinigami Sama le suplico, selle el Kyūbi no Yūko en mis tres hijos.—Suplico.—El Ying dividalo en dos y póngale a Menma y Naruko, mientras que el Yang dele a Narumi la mayor.

El Shinigami lo pensó, la niña era linda, ojos azules y cabello rubio, sus hermanos tenían cabello rojo y ojos violeta.

Acepto y hizo lo que le pedía, pero dejo al Idiota de Minato con Vida.

Kushina se recuperó poquito y corrió con su marido, abrazándolo, luego abrazaron a sus hijos.

...

Sus hijos tenían dos años de vida, ahora jugaban en el patio trasero, Kushina cortaba rodajas de naranja para los trillizos, está salio con la bandeja de naranja.

Allí estaban jugando entre risas.

—Niños vengan.—Ignoraron a su madre y siguieron jugando.

Valla error, se alejaron mientras jugaban, solo que Narumi abofeteó a Naruko apostando con Menma, solo que la pequeña niña cayó al piso mientras un manto rojo cubría su cuerpo.

Luego de Naruko, Menma empezó a ser consumido por aquel manto extraño, Narumi en desesperación grito, su madre pensando que jugaban fue a buscarlos con sus nueve colas.

Pero quedó en Shock, sus hijos eran cubrimos por el manto de Kyūbi.

Minato salió tras escuchar el grito de su hija, al ver a dos de los trillizos así corrió a cuidarlos.

Kushina lloraba en desesperación.

Minato les puso algunos sellos sacándole aquel extraño estado.

Kushina agarró y samarreo a su hija desde los hombros para decirle que le dijera que sucedió.

La pobre niña entre sollozo decía lo sucedido.

Mientras minato escuchaba en silencio, trato de detener a su esposa quien seguía samarreando a su hija. 

Minato sostuvo a su esposa de los brazos. Llevándola a dentro, entonces su mujer empezó a decirle que debían de ponerles más atención a ellos dos.

Paso unos meses, solo que algo empezó a cambiar, Kushina y Minato  empezaron a ignorar a su hija, por órden de su madre, ella quería sacarla de su mente, creía que ella era la culpable del estado de sus otros dos hijos.

Empezaban a descuidarla, como comprarle ropa nueva, darle comida, bañarla o fijarse que se bañara, o que esté igratada.

La niña empezaba a usar ropa vieja y rota, su habitación estaba descuidada, su cama fue cambiada por un colchón viejo, sus sábanas sucias, la pintura gris y sucia, su armario ahora tenía telarañas, su escritorio estaba viejo y sucio. Tenía cuatro años y todo estaba en pésimas condiciones.

Salió con una remera que sostenía el símbolo Namikaze, llevaba unos pantaloncillos viejos y rasgados. Su cabello medio largo hasta su pequeña espalda.

Salió dispuesta a ir a con Ayame—Nee–San

Esa mujer era como su hermana mayor, le daba trabajo y comida, claro el trabajo era darle risas al padre de esta, a cambio de comía, Ramen.

Al llegar la amable chica la sentó para darle de comer.

Era una total casi niña pero ayudaba a su padre y ahora cuidaba de esa pequeña niña.

Su padre volvió entre risas.

—¿Que sucede padre?—Sonrió mientras le daba el plato a la niña.

—Estaba recordando cuando mí equipo fue a buscar a una gata horrible.—Rió el hombre acordándose.

Su hija le siguió en su risa, la niña dejo su palillo aún lado al escuchar equipo.

—¿Equipo Ninja?—Dijo inocente, el hombre asintió.

Los aldeanos le trataban como yerba mala, por eso siempre trataban de golpearla o incluso tirarle cosas filosas. Una vez trataron de bajarle su pantalón si no hubiera sido por un Uchiha Anbu.

Desde ese momento ella prometió volverse una ninja, una Hokage dispuesta a su pueblo, todo para que ellos la respetarán y sus padres se acordarán de que ella existía.

Al regresar los encontró cenando, sin ella, eso se volvió costumbre estos últimos tres años, la ignoraban, ahora que tenía cinco era peor, hoy era 10 de octubre, trataron de matarla, otra vez.

Pero sus hermanos tuvieron regalos y más.

—Falta poco para el número 8.—Kushina habló feliz mientras jugaba sus manos en una palma.

Sabía que sus padres dirían algo importante en su cumpleaños número octavo, dirían algo que le daría un beneficio a ella o a ellos.

Escucho eso antes de ingresar a su habitación. Escucho piedras por la ventana, fue abrir, Shisui, sonrió.

—Oh eres tú.—Dijo riendo.

—¿Quien más sería?...., ¿Hay alguien más que te tira piedras?, Sí es así dime y lo mataré.—Dijo desafiante.

Está negó abriendo la ventana dejándolo pasar.

—Claro que no hay nadie.—Rió, este le fulminó.

—¡Narumi!—Murmuro.

—¡Shisui!—Sonrió.

—Bien, lo descubriré después, a lo que vine.—Dijo mientras se ponía su máscara.

—¿Que quieres señor Anbu?—Dijo burlona la niña.

—El Hokage me ordenó entrenarte en el arte Ninja de espionaje.—Esta sonrió, a verle hecho ojos de perrito a su abuelo funcionó.

—Etto, bueno gracias.—Dijo. mientras le miraba.—¿Terminaste?—Dijo mientras veía como abrían la puerta al frente suya.

—Sí, ¿Espera me estás hechando?—Dijo haciéndose el inocente.

—Sí, digo no, como yo una simple niña echaría a el Anbu más lindo y adorable.—Dijo mientras sonreía.

—Gracias por el hágalo, nos vemos mañana linda.—Sonrió, beso la cabeza de esta y salía.

—Adiós shisui.—Dijo mientras movía su mano.

—Aunque podría quedarme a dormir y cuídate.—Dijo mientras levantaba su ceja.

—¡Adiós Shisui!—Dijo divertida.

—Tal vez podría ver quién es al que esperabas...—Dijo haciéndose el interesante.

—Adiós e dicho.—Dijo echándole por la ventana.



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⏰ Última actualización: Aug 12, 2022 ⏰

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