Los signos ya estaban a la mesa, almorzando. Las cocineras, Piscis y Cáncer, observaban orgullosamente lo que habían preparado: unos ricos espaguetis caseros con salsa de tomate. Les habían servido a todos en un plato, esperando expectantes a que los probaran y dieran su veredicto. Sin embargo, faltaban dos personas en la mesa. Una de ellas a los pocos segundos hizo su presencia en el comedor.
—Buenos días, chicos —saludó Géminis, para luego soltar un largo bostezo.
—Buenos días, bella durmiente. ¿A qué hora te dormiste? —preguntó Escorpio, riéndose de su amigo.
—En la hora del Diablo —contestó, sentándose finalmente y empezando a comer del plato que le habían servido Piscis y Cáncer.
—Espero que tengas hambre, porque estos fideos están riquísimos —comentó Tauro, saboreando gustosamente su comida.
Luego de aquella pequeña charla, todos procedieron a comer en silencio. Sin embargo, Géminis pronto se percató de que un plato había quedado humeando.
—Oigan, ¿y Acuario? —preguntó con curiosidad.
—No ha bajado de su habitación aún. Quizá sigue dormido —respondió Leo.
—Si no viene a almorzar, le guardaremos el plato. No te preocupes —dijo Virgo.
—De acuerdo —contestó, asumiendo que se habría dormido tarde al igual que él y ya.
(...)
Géminis se hallaba increíblemente aburrido. Acuario no había aparecido en todo el día, y ya estaban por ser las 16:00. Sin su compañero, bueno... se sentía bastante solo a decir verdad.
Un par de sus amigos se encontraba jugando al jenga, otros al póker, mientras que el resto había salido. Y él solo los observaba. Si debía ser sincero, no tenía demasiadas ganas de acompañarlos, y nadie se preguntó por qué el signo de aire, que acostumbraba a ser tan parlanchín y enérgico, se encontraba silencioso mirando su celular.
Pero había uno de ellos que parecía observarle con demasiada atención.
De pronto, un sentimiento de que alguien lo veía fijamente lo embargó, logrando que quitara su atención de su móvil y se encontrara con la seria mirada de Aries. En sus ojos se reflejaba un sentimiento aparte de aquella cruda incertidumbre, pero no lo lograba discernir.
—¿Sucede algo que me miras tan atentamente? —preguntó Géminis, soltando una risa que, pese a que tenía la intención de aligerar el ambiente, denotaba su incomodidad.
Aries no contestó. En cambio, suspiró y solo negó con la cabeza, para luego decir «Nada» tan bajito que apenas pudo entenderlo. Luego, se levantó del sillón en el que estaban sentados y se fue, no sin antes mirar de soslayo hacia arriba. Esta acción, sin embargo, no pasó desapercibida por el geminiano.
«¿Por qué ha hecho eso? ¿Acaso sabe algo sobre Acuario que no me quiere contar? No, solo estoy haciendo suposiciones sin sentido».
La parte lógica y racional de Géminis le decía que quizás Aries no se hallaba de muy buen humor ese día, lo cual no le sería raro. Seguramente habría discutido con alguien. Quizá con Escorpio, que no le sorprendería demasiado. O tal vez con Leo, ya que era su mejor amigo y por eso estaría tan malhumorado. O a lo mejor con...
Lo que pensó hizo que se levantara automáticamente del sofá.
—¡Aries, espera! —gritó.
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The disaster squad (signos zodiacales)
Fantasía¿Qué pasaría si los signos vivieran juntos? Aventuras, algún que otro romance, locuras... De todo pasará, pues doce personas conviviendo bajo un mismo techo es algo complicado. Pero así era comúnmente la vida de los doce signos zodiacales.