—Y aquí —dice Yoongi, quitando las manos de los ojos de Hoseok.
—¿Qué es esto?
Las pestañas de Hoseok se mueven con lentitud, cuidando no perderse ningún detalle de lo que sus ojos intentan asimilar y su cerebro procesar. Frente a él se extiende agua que no reconoce, rodeado de las luces de la ciudad en la lejanía y de la lancha que se encuentra en la orilla lista para zarpar, donde ambos se encuentran de pie.
—¿Te gusta? —cuestiona Yoongi, rodeando su cintura y apoyando con esfuerzo el mentón en su hombro—. Hemos estado un poco distanciados este último mes, que lo entiendo, pero creí que nos merecíamos un tiempo a solas.
Y sí. Namjoon se ha quedado a dormir con Hoseok en su apartamento la mayor parte de los días en este último mes. Él no tiene cómo pedirle que se marche. No tiene una excusa, y utilizar el «quisiera estar solo» no sirve con Namjoon, inclusive si se molesta. Quiere a su mejor amigo, pero extraña dormir con Yoongi entre sus brazos.
—Dime algo —pide Yoongi con voz suave, un poco preocupado de repente—. ¿Me tomé muchas atribuciones?
—No —intenta tranquilizarlo—. No sé qué decir. Me encanta que lo hicieras, es precioso. Te he echado de menos, y tienes razón, nos merecemos un tiempo a solas.
—No me alcanzó para contratar un capitán que nos llevase a dar una vuelta, pero al menos estamos solos tú y yo.
—Me lo hubieras dicho.
—Hubiese arruinado la sorpresa —alega.
—Al menos ya sabemos qué hacer en nuestras vacaciones.
—Cierto..., por fin puedo pedir vacaciones.
Hoseok voltea y rodea a Yoongi por los hombros, tiene una enorme sonrisa dibujada en el rostro y recibe una de dientes pequeños como respuesta.
—Estoy feliz —menciona—. Es suficiente para mí. Gracias.
Sus labios se encuentran, algo tímidos, como si no se hubiesen robado un par de besos esta mañana en el estacionamiento del centro. Aunque es la libertad la que les otorga un poco más de confianza, seguros de que no corren ningún peligro allí. Es una noche brillante, la primera despejada que da inicio a la primavera que entra en una semana. Cuando sus lenguas se enredan, ambos suspiran contra la boca del otro, encontrando la paz que les han arrebatado este último tiempo. Todo vuelve a su sitio. Hoseok vuelve a sentirse en casa.
—¿Quieres una copa? —pregunta Yoongi con una pequeña sonrisa, abriendo sus ojos de mala gana.
—Claro.
Con los dedos entrelazados y sonrisas embobadas, Hoseok y Yoongi entran en la cabina. Es una lancha pequeña, pero es suficiente para pasar un buen momento antes de irse a casa. Hay una pequeña mesa que los espera con dos copas limpias y una botella del vino favorito de Hoseok. Es entonces que entiende por qué el dinero no ha terminado de alcanzar, y siente ganas de llorar, porque Yoongi es el ser humano más adorable que existe en su vida. Su corazón podría estallar sólo con la ilusión que despierta en él. Hoseok jamás ha sentido que merece a alguien como Yoongi. Es demasiado, pero lo aprovecha todo lo que puede y lo amará con intensidad hasta que decida marcharse.
La noche se ilumina de besos húmedos y embriagados. Por el vino costoso y sus labios entreabiertos. Por las manos del otro que no saben despegarse de sus cuerpos. Hoseok recorre toda la extensión del cuello de Yoongi con su boca, entre mordidas y succiones que generalmente no deja allí para evitarse problemas. Pero hoy quiere olvidar los problemas. Y Yoongi lo recibe jadeante, gustoso, aferrado a su trasero con ambas manos y apegándolo a él tanto como puede, rozando sus entrepiernas en pro de su posición sobre la mesa, sintiendo la ropa presionar y estorbar.
—Amor, quiero follarte esta noche —dice Hoseok, aún escondido en su cuello.
—Hazlo —responde Yoongi en un incontable suspiro—. Soy todo tuyo.
A pesar del calor desesperante que inunda su cuerpo, Hoseok se toma su tiempo para probar a Yoongi, acariciando y besando cada rincón de su cuello, mientras desabotona su camisa y desciende a su clavícula, a sus pezones, a su abdomen. Encuentra el rostro sonrojado de su novio mientras desabotona su pantalón, bajándolo solo un poco para liberar su erección palpitante y necesitada, cuya no duda en tomar con firmeza y acariciar con lentitud.
Susurros inentendibles que se mezclan con la humedad y los gemidos ahogados de Yoongi. Susurros que se dispersan y donde todo se detiene de golpe cuando el celular de Hoseok suena al menos cinco veces antes de que finalmente Yoongi lance un bufido y le pida que conteste. De mala gana, Hoseok lo hace, y tiene una sonrisa traviesa en los labios, pues intenta mantener una voz neutra, mientras su mano continúa acariciando a Yoongi, quien solo lo observa con las cejas alzadas y el labio inferior atrapado entre sus dientes.
—¿Sí?
—Buenas noches, mi nombre es Kim Seojeong, enfermera del hospital central de Jaepil, ¿hablo con el señor Jung Hoseok?
—Con él. —La expresión traviesa de Hoseok decae y las caricias se detienen. Yoongi de inmediato se pone en alerta.
—Jung Hoseok, ¿es usted familiar de Gim Na'ri? Dado que es el único número de contacto que aparece en la lista, sólo he podido contactar con usted.
—Sí —responde Hoseok sin más—. ¿Qué sucede?
—Lamento informar que la señorita Gim Nari acaba de fallecer. De acuerdo con el protocolo, puede hacer reconocimiento inmediato del cuerpo y hasta dentro de los próximos siete días. Le reitero que se encuentra en el hospital central de Jaepil. Puede preguntar por el médico Seung Lee o por mí, Kim Seojeong. Aquí podrá obtener más información en caso de requerirla.
—Está bien —murmura Hoseok.
—Está bien. Que tenga buena noche.
Mirando hacia un punto lejano dentro de la cabina, Hoseok aleja el celular de su oreja y mira a Yoongi, quien ya a estas alturas se ha acomodado la ropa y lo observa interrogante debido a su silencio.
—Cariño, ¿qué sucede? —cuestiona Yoongi con la voz suave—. Te has puesto pálido. —Desciende de la mesa para tomar a Hoseok por las mejillas, pero él sólo siente ardor en el pecho donde su corazón palpita con furia—. Hoseok.
Entonces vuelve a pestañear con lentitud, aún con la mirada perdida, a pesar de que encuentra los ojos felinos de Yoongi.
—Mi madre está muerta.
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Dulces de humo ✎ yoonseok.
Fanfic✎ : ❝ Jung Hoseok es un trabajador social dedicado a los niños que sufrieron la misma suerte que él: el abandono y la desesperanza. Su pasado es un lienzo roto y mal pintado desde donde una mínima pieza deja de encajar para desmoronar todos sus anh...