099. Volver(te) a respirar.

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Si le preguntan sobre qué fue lo que pensó el primer día en que lo vio, Hoseok respondería «nada», y considerando el momento de su vida en que lo hizo, las personas lo tomarán como una respuesta válida y realista.

Nada.

Nunca ha sido un buen mentiroso, pero cree que ha mantenido una buena parte del tiempo una gran mentira. Ya son tres años de ello.

Pero Hoseok vio el sonrojo en sus mejillas. Vio su mirada felina que luchaba por permanecer impasible y el movimiento de sus labios para responder a su saludo. Entonces, pensó en que Min Yoongi era el hombre más lindo que había visto en su vida.

Hoy continúa pensándolo, mientras su boca recorre cada rincón de piel expuesto y lo despoja de sus prendas para encontrar aquellos que oculta. Aquellos que sólo él tiene la satisfacción de ver, de sentir, de besar. La bendición que es para sus oídos el eco de sus gemidos roncos y bajitos, y la presión que ejerce entre sus cabellos cuando la extensión de su miembro encuentra la calidez de su boca.

O cuando Yoongi dice:

—Seok. —En un gemido entrecortado, anunciando que está por acabar. Y luego jadea—: Cuidado. —Cuando ya no puede contenerlo y todo termina deslizándose por su garganta.

Entonces vuelve a besarlo. Sus lenguas se encuentran y sus cuerpos vuelven a encenderse como si nunca se hubiesen apagado bajo las manos del otro.

—Voltea —demanda Yoongi.

Él lo hace. Se expone de la manera más íntima y aunque sus mejillas arden cuando Yoongi besa sus nalgas e introduce los dedos en su interior, también disfruta cada pizca de dolor buscando el placer. Acompañándose de sus gemidos y las palabras que Yoongi utiliza para aclararle siempre lo hermoso que es, lo mucho que ama su cuerpo y a él.

—Me encantas —murmura Yoongi cerca de su oído, moviendo aquellos tres dedos en su interior, buscando y encontrando la madeja de nervios que lo hace temblar y presionar las sábanas—. ¿Te gusta? —La oscuridad en su voz es palpable, y ejerce más presión en él, buscando su respuesta que a veces tarda en llegar.

—Sí —jadea, sintiéndose enrojecido casi por completo—. Yoongi, por favor.

—¿Qué es lo que mi director desea?

—A ti. —Vuelve temblar, sintiendo sus piernas flaquear—. Te quiero a ti.

No logra ver la sonrisa satisfecha de Yoongi. Tampoco tiene que hacerlo para saber que se encuentra triunfalmente dibujada en su rostro. El frío del lubricante vuelve a encontrar su piel y luego siente la presión del miembro de Yoongi abriéndose peso dentro de él. Tan grande. Tan doloroso. Tan suyo. Siente una mano acariciando su cabello y su espalda, mientras el movimiento contra sus caderas inicia con la misma lentitud y cuidado que recuerda de la última vez que estuvieron juntos. Parece una infinidad de tiempo.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora