Arturo había necesitado algunos consejos más para convencerse de que aquello era lo mejor para Merlín y para su reino. Era lo que más deseaba pero sus deseos no contaban desde el momento que había decidido tomar el trono. Pero entonces pensó en Merlín. En como era. En todo lo que habían hablado. En cómo se preocupaba por la gente. En cómo se había preocupado por él cuando le creía su enemigo. Y supo que no había nadie mejor que él para gobernar a su lado y ser su fiel consejero. Pero estar decidido a encontrarle y hacerlo eran dos cosas completamente distintas. Había pasado casi un día entero desde que este se había ido. Había usado el espejo para buscarle pero no reconocía el lugar donde se encontraba. Sin duda no era Camelot. Por mucho que hubiera cambiado en el tiempo que había estado fuera lo habría reconocido. Ni siquiera creía que estuviera en sus tierras. Era un pequeño poblado y la gente de allí parecía conocer muy bien a Merlín. Arturo se odió a sí mismo por no haberse interesado más en la vida de Merlín. Ahora sabría donde ir a buscarle. Además temía que se acabara alejando de allí también y le perdiera el rastro para siempre.
- Ealdor. -dijo Gwaine mirando el espejo por encima de su hombro
- ¿Qué?
- Merlín se encuentra en Ealdor. Es su pueblo natal.
- ¿Cómo lo sabes?
- Le pregunté sobre su magia. Sobre desde cuando la tenía. Donde había aprendido a usarla. Me dijo que desde que había nacido y me habló de Ealdor.
- No lo sabía.
- Nunca le preguntaste y temiste saber más de él cuando descubriste su magia.
Arturo se sintió culpable por ello. Por haber reaccionado así al enterarse. Le había dejado de hablar durante demasiado tiempo. Debería haberle escuchado pero se sentía herido por sus mentiras. Al principio le había tratado como un prisionero temiendo perder la manera de romper la maldición. Y después había ido conociéndole poco a poco y se había ido enamorando sin remedio. Pero nunca le preguntó sobre su pasado. Y tras reflexionar sobre las implicaciones de que tuviera magia y querer hablar sobre ello le había tenido que alejar para protegerlo a él y a aquellos que le importaban. Y luego le había alejado de nuevo para que no supiera que había dado su vida para salvarle. Pero no lo iba a hacer de nuevo. Costara lo que costara se aseguraría de no perderle.
- Cuando era pequeño no controlaba aún su magia. A veces tuvo accidentes mágicos cuando se enfadaba. Un amigo suyo descubrió la verdad y su madre decidió que era mejor que se fuera a Camelot antes de que alguien más lo supiera. Pero Merlín me contó que más de uno sospechaba.
- ¿Por qué me cuentas eso?
- Porque es su hogar pero no creo que se quede mucho tiempo en él. Allí tampoco tiene completa libertad de usar sus poderes. Así que más vale que te espabiles.
- Gracias.
Arturo salió de allí. Antes de irse le prepararon algunas provisiones. Se llevó el espejo con él. Cogió el caballo más veloz que había y partió. Tuvo que hacer una parada durante el viaje. Aprovechó para mirar el espejo y asegurándose de que Merlín seguía en Ealdor. Solo le llevaba un día de ventaja pero temía que decidiera alejarse rápidamente de él. Pero Merlín no lo hizo. Se quedó en casa de una mujer a la que Arturo reconoció pronto como su madre. Se le veía mal. Gwaine tenía razón. Le había hecho mucho daño. Temía que no pudiera lograr ser perdonado. Cuando llegó decidió que lo mejor era descansar a las afueras una última noche y reflexionar sobre lo que le diría.
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The sourcerer and the beast
FanfictionLa vida de Arturo siempre estaba llena de las preocupaciones y los problemas de un príncipe. Así que una vez al año descansaba de todo yendo a su casa de verano. Pero uno de los veranos todo cambio cuando una druida anciana a la que no quiso cobijar...