Parte Única ✔

43 7 0
                                    

━━━━━━ஜ۩۞۩ஜ━━━━━━


—Dispárame.

Yūji lo apuntó con su arma. Liberó el seguro, pero dudó.

—Dispárame, Yūji-kun.

Él tragó saliva. Lo había hecho docenas de veces y aún ahora no se atrevía a apretar el gatillo.

—Bueno, — él gruñó— ¿Ya no me vas a matar?

Levantó el arma. Sus manos estaban empezando a sudar.

—Mátame ahora, Yūji-kun, mátame y termina con esta angustia para los dos.

Yuji sacudió la cabeza ligeramente. ¿Angustia para los dos? Él era el único atormentado. Este era su trabajo; esto era lo por lo que el azabache había luchado.

—Por favor, mátame Yūji. —El sudor bajaba por su espalda. —Yūji...

Tenía la boca seca. ¿Por qué había tenido que decir mi nombre así? Ya basta. Levantó la cabeza y lo miró directamente a los ojos.

Grave error. Sus ojos rojos se enterraron en los suyos llenándolos de pasión y de una promesa...

—Dispárame, ahora. —Le susurró con la voz ronca.

Yūji bajó la mirada de sus ojos a su boca. Un urgente deseo de mordisquear su labio inferior y de ir descendiendo por su cuerpo hasta que rogara que dejara de entrar en su mente. Se lamió los labios y tragó intentando alejar la imagen. Levanto de nuevo la mirada y casi pierde el agarre del arma. 

Kenji estaba a un par de pasos de él. Se mantuvo con el cañón del arma presionada contra su abdomen.

—Dame el dolor que crees que me merezco. Dispárame ahora, Yūji-kun. —A él se le erizó la pie. —Dispárame, ahora, —le pidió.

Todo lo que era capaz de hacer era mirarlo fijamente a los ojos.

—O me disparas ahora, —le dijo, su voz cayendo en un acento sensual—, o haré algo que no voy a ser capaz de enmendar. — Él gruñó.

El corazón de Yūji se saltó un latido mientras un fuego salvaje empezaba a arder en su interior ante la perspectiva de su amenaza. Cayó sobre él en un abrir y cerrar de ojos.

— ¡No! —gritó. Fue demasiado tarde. Kenji estrelló sus labios contra los de él. Eran más calientes y suaves de lo que se había imaginado, pero también demandantes.

Un gemido quedó atrapado en su garganta cuando le mordisqueó y lamió sus labios. Escuchó el arma golpear en el suelo y notó cómo Kenji le dio una patada para alejarla de ellos. Una vez que se había librado del arma, lo tomó de las manos y lo atrajo a sus brazos. Fueron tropezando hasta que chocó con su espalda en la pared. Jadeó cuando el castaño presionó su cuerpo contra el suyo, su dureza firme entre ellos.

Yūji gimió. Entrelazó sus manos en su cabello mientras exploraba su boca profundamente. Luego, la realidad lo golpeó. Con fuerza, lo apartó de un empujón, alejándolo. Kenji dio un paso a un lado y lo miró. Él le devolvió la mirada, sus ojos recorriéndole el rostro hasta que finalmente se detuvieron en sus colmillos.

—Tú sacas lo mejor de mí.—él le dijo con una sonrisa traviesa.
—Me has engañado. —le dijo, su voz más ronca e inestable de lo que se esperaba.

Kenji no respondió; lo observó tranquilo.

—Tú...tú... —él tartamudeaba perdiendo las palabras mientras buscaba la pistola por la sala—. Me has hipnotizado.—dijo más a sí mismo que a él.
— ¿Esa es tu excusa?

Shoot me ➳ OS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora