Comenzamos maratón, ¡Quiero saber sus emociones!
Los cuerpos se mueven enérgicamente. Jadean y gimen. Es una danza carnal sobre el catre. Una larga melena oculta el rostro de la mujer que se balancea sobre él que sujeta sus glúteos con firmeza. Continúan con el baile. Sonidos inteligibles inundan el aire. Los doseles de la cama oscilan al ritmo.
Los ojos de May se habían abierto al máximo, por el contrario su garganta se había convertido en un nudo indestructible. Estaba totalmente bloqueada. No sabía cómo actuar. ¿Debía entrar ahí e interrumpir aquel acontecimiento? Ni siquiera sabía que pensar. Parpadeó rápidamente para aclarar su visión, pero fue testigo de la misma escena, nada había cambiado. Una voz interior le gritó que se alejara. Qué se protegiera del peligro. Qué encontrara un lugar seguro antes de hacerse trizas.
Cerró la puerta con mayor sigilo del que había sido abierta, procurando no hacer ningún sonido. Su vista seguía clavada en el mismo sitio, frente a sus ojos ahora se encontraba la robusta madera, pero ella veía a los amantes en su cabeza. Giró sobre sí misma para abrazar su cuerpo, el cual había quedado congelado. Con la mirada perdida, avanzó lentamente hasta su habitación con el murmullo de lo que sucedía a sus espaldas resonando en sus oídos.
La puerta a su espalda fue cerrada. Dio gracias al no escuchar más los sonidos que la atormentaban. Se dirigió a la ventana y miró al exterior, a la oscuridad, solo la luna iluminaba levemente la nieve más cercana a la casa. Tembló sabiendo perfectamente que no era de frío. ¿Pero que acababa de ver? Lo sabía. ¿Qué estaba sucediendo? Lo sabía. Intentó calmar el temblor con la fuerza de sus brazos en vano. ¿Qué era esa sensación?
Fue consciente de su llanto silencioso cuando vio la mitad de su reflejo en la ventana. No había sentido las lágrimas, ciertamente ya dudaba de si podía sentir algo. Había perdido esa capacidad. Navegaba en un mar oscuro e inhóspito a la deriva. Incapaz de encontrar una respuesta a todas las preguntas que inundaban su mente y que amenazaban con destruir su corazón.
No era para nada tonta, había sido consciente de las largas miradas que le habían prodigado las mujeres a su esposo. Sin embargo, no había detectado ninguna intención oscura tras ellas. Pero lo realmente sorprendente era que Kendrick había demostrado aún menos interés en ellas. Además después de lo que le había dicho... No encajaba con lo que estaba pasando en la otra habitación, y sin embargo ahí estaban. Delante de sus narices. Había visto la prueba irrefutable de ello.
Su rostro se encogió en un gimoteo. Durante las últimas semanas había sido muy feliz. Las cariñosas atenciones de Kendrick, las palabras que le dedicaba, sus miradas y sus apasionados besos en la noche la habían hecho feliz. Incluso la habían hecho creer que en un recóndito lugar en lo más profundo de su ser, Kendrick comenzaba a amarla aunque fuera un poco. Tal vez no conociera tan bien a su marido. Quizás Kendrick era en realidad un absoluto desconocido para ella. Alguien que la engañaba a su antojo.
No encontraba otra explicación. Y eso le dolía más que nada. Era verdad que había aceptado sus condiciones incluyendo y respetando a sus amantes en la ecuación del matrimonio. Pero en esas semanas sus sentimientos por Kendrick habían aumentado, colmando cada rincón de su ser. Estaba enamorada de Kendrick por completo. Nunca tuvo esperanzas de que el sentimiento fuera mutuo, por ello cada vez que él hacía algo le demostraba que podía estar germinando el amor a su persona, deseaba sonreír hasta que se le desencajaran las mejillas.
May era fuerte. Incluso podría haber soportado que Kendrick nunca llegara a amarla. Sin embargo, ser engañada con cada una de sus acciones, sembrando en ella la alegría y la esperanza del amor, estaba siendo su perdición. Kendrick había ejecutado un perfecto papel de obra de teatro que May se había creído sin dudarlo. Aquello le estaba desgarrando el corazón a jirones. No se merecía ser engañada.
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Tierra Salvaje | Saga Salvaje I
RomancePrimer libro de la #sagasalvaje 1537 May fue a parar a las manos de Arthur tras una serie de acontecimientos devastadores, comenzando por la muerte de sus padres. Ella es simplemente el lugar donde él descarga su ira. Cansada y temerosa por su v...