Sus ojos azules me miraban inquisitivamente, sabía que quería una respuesta, pero ni yo misma tenía claro lo que sentía por él. Definitivamente tenía que aclararme, aunque ya no disponía de tiempo, porque no iba a tenerlo esperando por toda la eternidad.
Lo veía ansioso y a pesar de que nunca lo admitiría en público yo sabía que también estaba nervioso por mi contestación. Esta era una situación nueva para él y la incertidumbre le provocaba demasiada inquietud.
Me acerqué a él lentamente hasta estar frente a frente con pocos centimetros entre los dos. Mientras me acercaba pude ver como se tensaba y abria más los ojos, unos ojos que pasase lo que pasase nunca más podría olvidar. A pesar de haber pasado ya tanto tiempo desde la primera vez que nos conocimos, su mirada seguía erizándome la piel. Cogi mi mano y la puse sobre su mejilla acariciandola, notando su barba en la palma.
Noté como el cerraba los ojos y daba un profundo suspiro. No se que estaría pasando por su mente en estos momentos, pero no quería demorar más mi respuesta, porque no se merecía estar sufriendo de esa manera.
-Ian... -agrarre su cara entre mis manos y él abrio los ojos- te daré lo que quieres, seré tuya...
-Mía... -susurró en voz baja con su pequeña sonrisa de medio lado-.
Me seguía mirando fijamente con su mirada felina y esa medio sonrisa que tanto le caracterizaba. Se le notaba en la cara que se sentía triunfante y feliz. No podía negar que sentía algo por él, pero realmente esperaba no tener que arrepentirme de lo que sentía.
De pronto su mano sujetó mi cintura y con un ágil movimiento me pegó a él. Nos mantuvimos mirándonos fijamente mientras nuestras respiraciones se entrelazaban. Sabía que estaba jugando, cuando note su otra mano deslizándose por mi espalda de arriba hacia abajo suavemente.
¡Joder! Ni de broma iba a soportar su juego. Así que me acerqué a él y lo besé. Él correspondió mi beso al instante, besándome todavía con más ganas. De repente en medio del beso pude notar fugazmente una sonrisa de victoria. ¡Como demonios podía ser tan ardiente!