Copyright2013. La bruja de Willows house. Camila Winter kindle edition Amazon 2013.Todos los derechos reservados, prohibida su reproducción total o parcial sin el consentimiento de su autora.
La bruja de Willows house Camila Winter
Nueva Inglaterra, Estados Unidos
Ciudad de Boston Año 1739
CAPÍTULO 1 El extraño forastero
Cuando la joven Elaine Lowell entró en el salón de la mansión de la familia Ruperts muchos invitados se volvieron a mirarla y de pronto se hizo un silencio.
Una de las damas de más edad, viuda de un rico hacendado hizo un gesto de contenido desdén. Conocía bien a esa familia, John Lowell era un comerciante próspero de la colonia, por esa razón eran invitados a todas las fiestas. Pero ningún caballero parecía interesado en Elaine, y ella sabía la razón…
Elaine Lowell, ajena a las maquinaciones de su anfitriona se movió confiada entre sus amistades. La joven no era engreída, a pesar de ser hermosa y era consciente de los rumores que corrían sobre ella.
Esa noche parecía esperar a alguien en el salón, pero ese alguien no era visible y ella hizo un gesto de comprensión. Ned nunca asistía a las fiestas, las consideraba pecaminosas. Todo lo que no fuera una vida sencilla, era pecado para ese joven puritano.
Entonces él la vio, y su imagen le dejó obnubilado varios segundos sin saber qué hacer o decir, y al volverse un viejo amigo suyo, de poblados bigotes sonrió.
—¿Quién es ella?—preguntó el caballero Richard Forbes con gesto interrogante.
—Es la señorita Elaine Lowell, la hija del caballero Lowell, la conocerá usted…
No, no le conocía pero al saber que era soltera sonrió. Una sola mirada había alcanzado para saber que quería convertirla en su esposa. Era bella, sana, y muy joven. ¿Qué edad tendría? ¿Diecisiete, dieciocho? Sus ojos verdes se detuvieron en el discreto escote del vestido azul, disimulando el abundante pecho y las rollizas formas que empezaban a excitar el misterio y su deseo, de tener nuevamente una esposa en su lecho.
Hacía más de un año que había enviudado, y mucho menos que planeaba casarse nuevamente. Necesitaba herederos, y necesitaba una compañera con quien conversar y compartir esos momentos tristes cuando el invierno los dejaba aislados durante días, por la crecida de la costa de Devon en Willows house, mansión de su familia por más de cien años.
Y al parecer la familia de la joven era honorable, las damas sanas y prolíficas. La dote interesante, aunque esto último no le preocupaba, era un hombre inmensamente rico. Y también inmensamente solo.
CatherineEmerson, su anfitriona, fue quien se encargó de hacer las correspondientes presentaciones. La joven demostró ser muy seria y educada, pero toda su belleza y exuberancia contrastaba con su excesiva timidez y castidad.
Dios, ¿no sería una de esas jóvenes de las colonias puritanas? No lo parecía, nadie le había advertido.
Los ojos violetas de la joven, de espesas pestañas permanecían fijos en el suelo y de pronto sintió deseos de quitarle ese gorro, soltar su cabello castaño brillante y robarle un beso.
Tal vez fuera el efecto del vino, pero nunca se había sentido tan fascinado por una mujer como por esa chiquilla.
La vio alejarse con cierta pena, y se preguntó cómo podría volver a verla, sin que su interés por ella fuera tan evidente.
Y como para él el matrimonio era necesario, pero también un asunto muy serio habló con su fiel amigo Andrew Bradlee al día siguiente y le pidió que averiguara sobre la familia de la joven. Ansiaba volver a verla pero debió ser paciente.