Prólogo.

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En un mundo donde ser soltero significa ser un alfa ridículo, el empresario Zhou Jian encuentra un resguargo adoptando un perro.

Su mascota lo ha acompañado en sus peores momentos y también en los mejores,  no ha habido nada que no realize sin su amigo canino.

Correr, hacer ejercicio, comer, divertirse, jugar, hablar, incluso ambos tienden a hablar entre ellos en un idioma de miradas y ladridos.

Un día, como de costumbre, decide llevar de  paseo a su amigo, sin contar que, al abrir la puerta el pequeño Ming saldría andando lo más rápido que pudiera sin detenerse y soltar un ladrido hacia su amo.

—Mi perro... se fue. Salió apenas abrí la puerta..— gotas de sudor se formaron en su frente —Necesito encontrarlo..—

Ese mismo día en la madrugada, un fuerte golpeteo en la puerta baja llamó su atención, seguida de un leve chillido, dirigiéndose hacia la entrada abrió la puerta y al encontrarse con aquella imagen su corazón dio un vuelco inesperado.

—Wof, Wof— fueron los sonidos para nada parecidos a los de un perro emitidos por un chico ojiazul, quien sacando la lengua, comenzó a moverse en dirección hacia la persona frente a él.

—¿Tú... eres?— su paciencia comenzaba a agotarse y más por el actuar del chico frente a él.

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2022 ⏰

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¿Por qué el protagonista se volvió tan apegado al perro? (Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora