lágrimas carmesíes

28 10 18
                                    

Es difícil rehacer tu vida cuando te mudas, más cuando todo es repentino, cuando piensas el volver y en un momento te das cuenta de que has abandonado todo aquello que conocías... todas las personas que querías, que amabas; que te amaban.

Pero puedes conocer más personas, hacer más amigos, seguir amando; aunque es difícil cuando ni siquiera sabes dónde estarás dentro de unos meses.

-Oye!, ¿Entonces sí podrás venir?, hace tiempo que los demás no te ven.

-Por supuesto que iré, se supone que ya te lo había dicho

Después de un tiempo de haberme mudado hice algunos amigos, siempre puedes encontrar gente que es igual de rara que tú. Max, de mis mejores amigos, sin embargo él es nuestra piedra angular. Me refiero, nosotros podremos buenos amigos esté o no él, pero nos hicimos amigos porque somos amigos de él. Un grupo perfectamente balanceado, yo fui el últimos en unirme, después de todo tenía poco tiempo ode haber llegado, los demas se conocían desde la secundaria o mucho antes.

El amigo que llegó de último pero que encajaba perfectamente bien, un buen amigo, eso creo.

Eso quiero creer.

-Espera, yo no recuerdo que hayamos hecho eso.

-oh, Santiago, aún no estabas con nosotros, pasó hace como 2 años...

-Ustedes, eh?.

No podía evitar sentirme excluido en ocasiones, pero era lógico, después de todo ellos eran muchos más cercanos de lo que lo era yo, es lógico, no?.

No puedo recordar claramente lo que dije, pero estoy seguro de que era un chiste, tal vez de mal gusto, de aquellos que haces entre amigos.

-Oh vamos Max!, Es sólo un chiste...- traté de persuadirlo para que no se molestara, pero es difícil tratar con él.

-Cállate Santiago! -se podía notar que estaba molesto, so seño está fruncido y su voz era más gruesa- ...por eso siempre eres el que sobra...

...
"El que sobra", lo sé, estoy de más en este grupo, pero me gusta salir con ustedes, incluso si solo estoy mirando sus espaldas mientras ríen, incluso si no estoy entre sus recuerdos, solo quiero dejar de estar sólo.

-Max!, Te pasaste -Hanami trato de regañar a Max y hacer que se disculpara, pero Max es firme con sis berrinches.

-... -Max seguía caminando.

El silencio perduró un rato, se suponía que todos éramos un grupo de amigos, sin embargo solo se sentía incómoda una atmósfera pesada. Ya habíamos llegado a nuestro destino, el frente de la casa de Max, nos reunimos ahí con frecuencia, esa vez habíamos comprado unas crepas para comer.

Con un nudo en la garganta traté de comer con normalidad mientras sus palabras resonaban en mi cabeza "sobras", creí que ya era uno de ustedes. Lentamente, una lágrima comenzó su vida en mi mejilla, nadie parecía notarla.

-... Ay Santi... estás bien?~- Hanami se compadeció de mi, creo que le daba lastima.

Al escucharle, mi corazón sólo sintió más dolor, se contrajo fuertemente y no tuvo descanso.
Intenté contestarle que estaba bien pero mi voz me había abandonado ya.

-... Ven~ -soltó su comida y se abalanzó sobre mí, me abrazó y puso mi cabeza en su hombro, dejando que llorara sobre su suéter rojo, ese suéter.

¿Por qué?, ¿Por qué te compadeces de mí?, ¿Acaso te doy lastima?.

Me dió rabia, por qué tenía que sentir lastima de mí, solo estaba llorando, es normal ,no?; Soy una persona después de todo, tengo derecho de llorar, cierto?, Cierto?.

"Está bien, no le hagas caso, sólo está molesto"

Trató de tranquilizarme con palabras dulces y afecto, me recordó a mi madre consolándome cuando me caía. Sólo me hizo entristecer más, pero ya me había dado un lugar donde llorar.

Lloré como un niño, llenado de lágrimas su suéter, ya no era sólo por sentir que sobraba, hacía demasiado que no lloraba, aún estaba en mi hogar la última que pude llorar. Pasé mis manos por si espalda aferrandome, y lloré, lucí débil y dí lastima. Sin embargo, no me importó. Estuvo bien para mí llorar en si hombro, si era el suyo, no había problema, si era el suyo, entonces está bien.

¿Por qué eres bueno conmigo?,
¿porque me haces dar lastima?,
¿por qué tienes que ser tan bueno conmigo?,
¿por qué tienes que usar ese suéter que te hace tan lindo?,
¿por qué ahora no quiero que este momento acabe?

Terminé de llorar después de un rato, la noche siguió como se esperaba, pero nosotros estuvimos hablando mas de lo normal, me hizo disfrutar la noche, me hiciste feliz.

No quería volver a amar, al menos no por un tiempo, habían pasado muchas cosas, pero cupido es cruel.

Mi corazón estaba roto, mi alma estaba quebrada mi espíritu doblado. Sólo bastó con una pequeña muestra de afecto mientras estaba débil para quererle, para enamorarse, en una simple frase que trataba de darme paz.

Me enamoré de la primer alma que parecía preocuparse por mí, ¿Por qué tuviste que ser amable conmigo?, Preocúpate por ti, yo no importo... O qué tal yo te cuido a ti, como tú lo hiciste conmigo; ¿puedo hacerte felíz?.

Y entonces, caí de osico en el juego del amor.

El Suéter RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora