¿Keisuke?

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Una extraña sensación se instaló en su cuerpo, inquietando y poniendo a su lobo nervioso, haciéndolo moverse de manera incómoda en sus adentros

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Una extraña sensación se instaló en su cuerpo, inquietando y poniendo a su lobo nervioso, haciéndolo moverse de manera incómoda en sus adentros.

Algo no estaba bien.

En la cama se removió junto a las sábanas con molestia, gruñendo y pataleando al sentir algo faltante.

Inconscientemente soltó pequeños lloriqueos, sus ojos lagrimeaban de a poco y un puchero se formaba en sus rosados labios.

Se levantó con brusquedad de la cama, sentándose en esta llevando sus piernas a su pecho y abrazandolas, sus ojos miel detallaron la habitación.

Respiro profundo, inhalando los olores que vagaban en el aire.

Bingo.

Su lobo se apoderó en sí de su persona, tomando acción sin pensar para correr al closet de la habitación, abriendo par en par las puertas y sintiendo los tres olores de esa casa siendo resguardados en ese oscuro lugar.

Fue directo al área donde se hallaba la ropa de sus Alfas, desacomodando y tirando prendas al suelo o a la cama; teniendo solo un objetivo.

Tomó un bulto grande de ropa, la que poseía a montones esos olores cítricos fue la que se llevó consigo, mientras los menos olorosos quedaron regados en el suelo.

Toda la ropa fue encima de la gran cama que posee, acomodando la y esparciendo a su gusto.

Un gemido de gusto salió al encontrar una camisa floja de Kazutora que poseía su olor a mandarina, se despojo con desesperación de la camiseta que traía puesta para colocarse la del Alfa, pero en el momento que la colocó en su cuerpo para cubrir su cuerpo; otro olor fuerte, parecido pero diferente al de Hanemiya; fue a su nariz.

Sus ojos entre miel y gris captaron una sudadera grande de color crema, el olor a naranja de Chifuyu era lo que desprendía y se llevo su atención. Sus ojos brillaron, tomando la sudadera con cuidado e imitando la misma acción que hizo con la camisa.

Su lobo aúlla en bajito por la comodidad que tenía, pero aun no acaba su cometido.

Acomodó de una cómoda manera la ropa, poniendo la alrededor suyo en forma de círculo o algo ovalada, agarrando también las afempadas cobijas y suaves almohadas que habían en la cama. Cada uno de esos objetos fue colocado de especial manera en la cama, todo para brindar seguridad al Omega de la casa.

Al terminar su lindo labor, Baji se acostó en el centro de su bonito trabajo, agarrando una de sus cobijas favoritas para taparse y lloriquear de gusto. Una felicidad y seguridad inmenso inundó su pecho al sentir tan cerca el olor a cítrico de sus Alfas, como si estuvieran ahí con él.

Su lobo al esconderse tras terminar lo que debía hacer, dejó a la conciencia trabajar, provocando que Keisuke se exaltara.

—No me jodas— no creía lo que veía en la cama.

¿𝖪𝖾𝗂𝗌𝗎𝗄𝖾? «𝗧𝗼𝗸𝘆𝗼 𝗥𝗲𝘃𝗲𝗻𝗴𝗲𝗿𝘀»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora